Aina Calvo (Palma, 1969), inmersa en la carrera de las elecciones primarias de los socialistas de Balears, desborda entusiasmo. Cree firmemente que a pesar del descrédito de la política «es el momento para estar en ella», porque es la única vía para transformar la sociedad. Aspirante a ser candidata del PSIB-PSOE a la presidencia del Govern, Calvo presentó ayer sus propuestas, en un acto público celebrado en Maó, y habló del proceso que vive su partido en esta entrevista.
Dice identificarse con los que han dejado de creer en la política ¿le motivó ese desencanto general a ser candidata?
- Pues sí, me animó, porque es un momento de mucha desafección, de dificultad, pero con todas las imperfecciones que tiene, la política es el camino para cambiar la sociedad. Entiendo que haya gente que ha dejado de creer y me parece que las primarias abiertas son la mejor herramienta para combatir esa resignación. Era una decisión inaplazable del partido; no son la solución pero sí un mensaje, el gesto con el que, desde el PSOE, explicamos a los ciudadanos que estamos dispuestos a hacer las cosas de otra forma.
¿Se está logrando una amplia participación ciudadana?
- La convocatoria del 6 de abril ha dado poco margen, nuestro calendario es ajustado para explicar un proceso que es novedoso, fundamental para nuestra comunidad autónoma pero que además es un ensayo, porque se repetirá en noviembre para las generales. Usamos mucho las redes sociales y el contacto directo con la gente. Son muchos los que se interesan y quieren votar, aunque creo que debemos hacer un esfuerzo como partido para explicarlo aún más si hace falta.
Las primarias unen y fortalecen el partido ¿o lo debilitan?
- No podemos pensar que un proceso así nos debilita, hay que intentar normalizar la práctica democrática. Las fricciones son normales, somos humanos, nos pasa en todos sitios, en las juntas de vecinos, en los sindicatos, en muchos ámbitos, lo que pasa es que en los partidos es más visible. Yo no comparto esa idea de que las primarias dividen, para mi es justo lo contrario. Lo que hay que hacer es a partir del 7 de abril sumar a toda la gente que ha venido a votar, porque lo importante es ganar las autonómicas.
El hecho de que sean abiertas ¿le beneficia más a usted que a su rival, Francina Armengol?
- Otorga una incógnita aún mayor, es más difícil hacer previsiones que si fueran en clave clásica, ahora ni siquiera sabemos cuánta gente va a participar. Pero vale la pena habernos dado esa oportunidad.
¿Cuál sería su prioridad en la hipótesis de que gobernara?
- Si tengo la confianza de los militantes y después de la gente mi prioridad será dar respuesta a esas miles de personas que se sienten derrotadas, que hacen cola por un plato de comida y encima bajan la mirada. A quienes estamos dejando en la cuneta por una forma de sociedad que no comparto, con un índice de desigualdad brutal. Eso será lo primero, y eso no es solo política social, es económica, urbanística y educativa.
¿Qué mensaje transmite a los sectores productivos?
- Que no somos el enemigo, estamos aquí para generar riqueza, pero que nos vamos a tener que entender de otra manera. Al beneficio económico le tenemos que añadir el bienestar de las personas y la protección del entorno. Quiero hacer de la equidad una forma de gobierno.
¿Esa equidad rompe con los duros ajustes de los últimos años?
- Es que está todo demasiado marcado por esa política del déficit cero, que es un paradigma económico, pero hay otros. Estados Unidos por ejemplo no sigue ese. Yo pienso que hay servicios que deben ser deficitarios si se miran en términos poblacionales, pero aquí no hablamos de quién vale más en población sino si podemos mantener la igualdad de derechos entre ciudadanos de una comunidad. La clave no es cuántos somos en Formentera o en Menorca, sino que queremos ser lo más iguales posible y eso rompe la barrera del déficit cero.
¿Plantará cara a Madrid en cuestiones vitales para Menorca como el transporte?
- Hay que dar mucha guerra, pero no solo desde los partidos, sino que debemos sentirnos altamente presionados y sé que Menorca es una isla batalladora, de movilización, y desde luego su voz va a estar ahí. También nosotros nos debemos hacer entender por el partido a nivel federal.