La concentración celebrada ayer en la Plaça del Carme de Maó contra la reforma de la general no será la última acción para intentar frenar el proyecto, aunque el inicio de las obras sea inminente. Más de 400 personas volvieron a pedir en la calle que el gobierno del PP al frente del Consell rectifique y cambie las rotondas de Biniai, Rafal Rubí y La Argentina por alternativas de menor impacto en suelo rústico, y están dispuestas a mantener viva la protesta. «Esta concentración no será el último paso sino el principio de la lucha en la calle, para parar los pies a los que confunden el haber ganado unas elecciones con el derecho a ejercer una dictadura de cuatro años», señaló el manifiesto leído por una ciudadana, Laia Marí, que ejerció de portavoz ante los manifestantes.
Después de la intervención del coordinador de política territorial del GOB, Miquel Camps, para explicar en qué momento se encuentran las gestiones de los ecologistas para ganar tiempo e intentar reconducir la reforma, fue el turno de abrir el micro a los asistentes. Algunos señalaron que la única manera de parar las obras, cuando comiencen en mayo, será «ponernos delante de las máquinas» o «hacer una acampada para que no puedan pasar» o también, presentar numerosas denuncias particulares contra el proyecto. «La presión popular funciona», fue la consigna.
También hubo quien reclamó «concretar acciones» ya que queda poco tiempo para que arranquen las obras, así como «ir a las barriadas, conectar con la gente que lo está pasando mal, y decirles en qué se están gastando el dinero».
Por su parte, el portavoz del GOB, Miquel Camps, puso al día a los concentrados sobre el proceso que ha seguido el proyecto de la carretera y la situación actual, que calificó de «bastante indefensión», ya que cualquier actuación será «irreversible» y compromete, según Camps, «el paisaje, que es lo que busca la gente cuando viene a Menorca».