Prueba superada. El crucero Saga Saphire, el más profundo de los que llegarán al puerto de Maó esta temporada, arribó ayer al muelle de Levante a las 8.30 horas, después de tardar alrededor de 45 minutos en recorrer con extremo cuidado y con la ayuda de un remolcador el espacio que separa la bocana del interior del puerto. No sin momentos de incertidumbre y de cierto nerviosismo por lo que podía pasar, finalmente el buque que podría dar más problemas por la falta de calado superó la prueba.
Todavía estaban muy recientes las tres veces que el Saga Saphire, que tiene 8,42 metros de calado, había tenido que fondear ante el riesgo de que la embarcación quedase embarrancada en el interior de la rada. Desde la consignataria Federico Cardona Trèmol S.L. se explicaba ayer que, de hecho, la empresa responsable del crucero realizó la maniobra sin los datos oficiales sobre la cota de calada. Finalmente el capitán del barco confió en la palabra de Autoridad Portuaria de Balears (APB) y se adentró en el puerto.
La cuestión no era baladí y no solo por el sobrecoste que supone para la empresa contratar embarcaciones para trasladar a los turistas hasta los muelles, sino, sobre todo, por el perfil de los 661 pasajeros que llegaron al puerto. Considerada la cuarta edad británica, la media de edad de los cruceristas, la mayor parte ingleses, es de 77 años. Si ya es un crucero en el que más de la mitad no desciende del barco, ese porcentaje aún hubiese sido mayor si fuese necesario tomar botes para alcanzar tierra.
El puerto de Maó superó la prueba y el dragado, que está en marcha desde el pasado 10 de marzo, ya ha permitido ganar suficiente calado para que el mayor crucero (en calado, no en eslora ni en pasajeros) opere sin problemas, una garantía para los cruceros que tienen previsión de llegar a Maó en las próximas semanas.
Pocas compras
La avanzada edad de los tripulantes hizo necesario fletar autobuses para llevarlos hasta la plaza Explanada, desde donde, con evidentes caras de cansancio, descendían hasta el puerto tras un paseo por la ciudad. Desde los comercios situados en ese recorrido explicaban ayer que fueron muy puntuales y pequeñas las compras que realizaron, una situación habitual que hoy vivirá la realidad contraria.
La llegada del crucero Sea Cloud el domingo por la mañana volverá a poner el foco en una de las grandes carencias de la escala, la falta de oferta comercial en los días festivos, que, según explicaron desde la agencia consignataria, sigue sorprendiendo a los turistas.