«El retraso en la tramitación administrativa no puede suponer una disminución en la seguridad de los usuarios». El argumento pertenece a la resolución del conseller Luis Alejandre adoptada el día 4 para permitir la utilización de tres aparcamientos en el litoral a pesar de que no cuentan con las preceptivas autorizaciones: Favàritx, Punta Nati y Cala en Turqueta. Es el lamento de una administración por la lentitud del entramado burocrático al que pertenece.
En un informe realizado por la propia Conselleria de Movilidad y Proyectos, se contabilizan hasta 38 trámites o gestiones para el aparcamiento de Cala en Turqueta, 32 para el de Favàritx y el de Punta Nati se queda en 15. En el caso del primero, los papeles se empezaron a mover en octubre de 2000. El resto son más próximos en el tiempo, 2012 y 2013.
En los tres procesos se suceden los informes iniciales y otros posteriores de distintos estamentos, leyes alusivas que van modificándose, permisos para llevar a cabo las intervenciones ante los ayuntamientos, declaraciones de interés, la correspondencia con el Govern (Medio Ambiente, sobre todo, por aquello de las evaluaciones) y las alegaciones en los periodos de exposición pública.