Un año después de confirmarse la primera palmera afectada por el picudo rojo (Rhynchophorus ferrugineus) parece que ya no hay vuelta atrás y que Menorca deberá a aprender, sino lo ha hecho ya, a convivir con este insecto invasor.
El escarabajo que daña de forma mortífera a las palmeras ha venido para quedarse, y pese a que desde el Consell han dedicado todos los esfuerzos para controlar la plaga, asumen que su erradicación ya es «muy difícil», aunque se pone todo el empeño para que la plaga no se expanda por toda la Isla.
«La intentamos frenar, aunque su erradicación es muy difícil», reconoce el conseller de Medio Ambiente, Fernando Villalonga, que admite que «siempre hay el riesgo de que vaya a más», ya que, tal y como recuerdan los técnicos, «las palmeras que han tenido picudo atraen al picudo».
En un año, el picudo rojo ha afectado a 74 palmeras de Menorca, 28 de las cuales se han tenido que talar. La mayoría de ellas (16) se cortaron en 2013 después que en octubre se confirmara el primer caso en la Isla.