Quien dé un paseo por la zona de Cavalleria para observar y admirar su naturaleza notará que falta una pieza del puzzle paisajístico. Uno de los elementos que hasta el momento ha formado parte de la idiosincrasia del entorno prácticamente ha desaparecido.
La finca de Santa Terasa, a la que pertenece el terreno, ha decidido eliminar de la zona a las cabras que habitaban en Cavalleria. La decisión se tomó por los problemas que causaban estos ejemplares que llegaron a convertirse en un polo de atracción turística para los visitantes en una zona que es propiedad privada. Los chivos se habían convertido en el centro de atención de todos los flashes.
Según confirman desde el predio, las cabras empezaron a sustraerse de esta zona el año pasado, aunque aún a día de hoy permanecen algunas pocas, entre diez y veinte. Llegaron a ocupar la zona más de cien cabezas de ganado caprino.
La gran afluencia de visitantes que reúne este entorno y, en especial, «la falta de civismo» de algunos de ellos, ha sido la principal causa de la decisión tomada. Tal como lamentan desde la finca, los visitantes dejaban las barreras abiertas con la consecuencia de que los ejemplares salían del cerco.
Además, señalan que los cabritos eran abandonados por sus madres después de que la gente los tocara y ésta ya no reconociera su olor.
También apuntan a una caída del mercado caprino, un motivo que a pesar de ser secundario, ha influido en la decisión.
En este sentido, explican que no ha sido una determinación que se haya tomado por capricho sino por los «problemas» que generaba una situación que convirtió el entorno en un «parque» en una finca privada.
Algunos visitantes asiduos a la zona trasladaban ayer su «sorpresa» al no ver «ni una sola cabra» por la zona. Uno de ellos comentaba que la presencia de estos ejemplares convertía la zona en un enclave mucho más atractivo. «Era un emblema del entorno».