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«En la universidad pasaba bastante de ir a clase; prefería trabajar»

El ingeniero informático taiwanés Mark Sung, es el cofundador de CatFi, un dispensador automático de agua y pienso para gatos, que se puede controlar desde el teléfono móvil

Sung es de Taiwan | A.R.

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Mark Sung nunca se había planteado tener una mascota en casa hasta que llegó a la Universidad y se echó una novia que tenía un gato. Al cabo de poco tiempo, este ingeniero informático taiwanés acabó comprándose uno y hoy tiene en su apartamento cinco gatos y dos perros, por los que siente una gran devoción.

A parte de las mascotas, Sung tiene otra pasión: la informática y las tecnologías, lo que le llevó a aceptar unas prácticas en IBM y a vivir una temporadas en Silicon Valley, contagiándose del espíritu emprendedor. «La verdad es que en la universidad pasé bastante de ir a clase. Prefería trabajar», recuerda Sung, cofundador de CatFi, una de las 20 startups participantes en el programa Menorca Millennials, que hasta el próximo 24 de junio reunirá en S'Algar a emprendedores de todo el mundo con inversores y altos cargos directivos con el fin de levantar inversión.

Y es que la idea de CatFi tiene mucho que ver con sus dos pasiones. Hace un par de años, Sung observó que uno de sus gatos estaba enfermo, pero al pasar tanto tiempo fuera de casa no podía comprobar si estaba comiendo adecuadamente su pienso. La salud del gato fue empeorando y al final tuvieron que amputarle las dos piernas de atrás. «Me enfadé mucho conmigo mismo. Le podría haber salvado!», comenta Sung en la terraza de S'Algar que sirve de oficina temporal para los participantes de Menorca Millennials.

Así que Sung decidió por primera vez aplicar las tecnologías de Inteligencia Artificial en las que trabajaba para desarrollar un producto útil en su vida diaria: un dispensador de pienso y agua inteligente para gatos. Equipado con una balanza, un sensor y una cámara de video con reconocimiento de imagen, CatFi permite identificar el gato en el momento que se acerca a comer y monitorizar desde el smartphone la evolución de su peso y la cantidad de pienso y agua ingeridas. «Des de la aplicación móvil el usuario también puede ver videos del gato mientras come», explica Sung, mostrando en su teléfono los datos de uno de sus gatos.

Después de dos años elaborando el primer prototipo, Sung tiene previsto empezar a comercializar CatFi a finales de otoño. «Queremos vender sobre todo por Internet, en portales como Amazon, o a través de nuestra propia web», explica. Su mercado prioritario es Estados Unidos, que concentra cerca del 60 por ciento de las mascotas del mundo, y el gasto medio por mascota oscila en los 200 dólares anuales (unos 180 euros).

De momento, CatFi está solo disponible para gatos, pero Sung no descarta adaptar el producto para otras mascotas en el futuro. «Incluso lo podemos adaptar para humanos», bromea Sung, que antes de terminar el producto ya había conseguido levantar un millón de euros de capital de un inversor taiwanés.

«Participar en Menorca Millennials me servirá para conocer a otros inversores y para hacer contactos que no podría hacer desde mi país», añade el taiwanés, que el año pasado fue seleccionado para participar en el prestigioso programa de aceleración para jóvenes emprendedores de la Draper University (San Francisco), institución colaboradora de Menorca Millennials.

«Soy el único participante asiático del programa», dice Sung mirando a los compañeros a su alrededor. La mayoría son europeos o norteamericanos y tienen Silicon Valley como referencia de la emprendeduría tecnológica mundial. Pero, según Sung, en Pequín empieza a ser más fácil levantar grandes sumas de capital riesgo que en San Francisco y, obviamente, que en cualquier parte de Europa. «Pekín es sin duda el ecosistema emprendedor más vibrante de Asia», afirma. «El único reto es que para acceder al capital chino tienes que hablar mandarín», concluye, entre risas.

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