Dos grandes carpas, bebidas, barbacoa, paella, un constante ir y venir de motos de agua y otro tipo de embarcaciones e incluso pancartas publicitarias. No parece la descripción de una playa menorquina y mucho menos de una playa de la Illa del Colom, en el parque natural de s'Albufera des Grau, el corazón de la Reserva de Biosfera, pero es exactamente lo que se encontraron los bañistas que el pasado sábado se acercaron a cala conocida como Arenal d'en Moro (Es Grau).
La fiesta, que fue organizada por una empresa náutica para celebrar su aniversario y no contaba con ninguna autorización –según confirmaron ayer desde la Demarcación de Costas en Menorca–, no es el único caso que se detecta este verano en las playas menorquinas. Sin ir más lejos, la playa de Talis, en Es Migjorn, fue escenario hace dos semanas de una estampa similar, también sin autorización y con las consiguientes molestias para los bañistas.
A pesar de que la nueva Ley de Costas abre la puerta a la celebración de algunos eventos previamente autorizados como bodas, la normativa sigue siendo estricta en cuanto a los usos permitidos en la arena, y mucho más en el caso de las llamadas playas rurales, donde no está permitido ningún tipo de evento.
A pesar de que la nueva Ley de Costas abre la puerta a la celebración de algunos eventos previamente autorizados como bodas, la normativa sigue siendo estricta en cuanto a los usos permitidos en la arena, y mucho más en el caso de las llamadas playas rurales, donde no está permitido ningún tipo de evento.
Sí que lo están en las playas urbanas, como sería el caso de Son Bou, aunque debe acreditarse que el evento, de carácter deportivo o cultural, tiene interés turístico. Uno de los casos más recientes se vivió en Cala en Porter, un campeonato de fútbol playa que requería del montaje de algunas instalaciones y que contó con todos los permisos, tramitados en este caso por el consistorio de Alaior, según explicó ayer el concejal de Urbanizaciones y Medio Ambiente, Roger Ferrer, quien explica las dificultades que hay para controlar eventos privados.
Barcos en la orilla
La presencia de embarcaciones a pocos metros de la costa o incluso en la orilla de las playas es otra de las realidades que generan conflicto y malestar entre los bañistas, sin embargo, en este caso la ley sí que ampara el uso de barcos o motos de agua.
Cuando la playa no está balizada –en caso contrario las embarcaciones tienen una lámina de agua de la que no deben salir– los barcos, lanchas y motos de agua sí pueden llegar hasta la orilla, aunque a partir de 200 metros hasta la playa deben navegar a una velocidad máxima de tres nudos y están prohibidos los vertidos.