Las instituciones públicas trabajan desde hace días en la coordinación de la acogida a las personas que huyen de la guerra siria y buscan refugio en los países europeos. Tan importante como la oferta espontánea de ayuda y la institucional «es coordinar la información y canalizar esa oferta para contar con una infraestructura adecuada y suficiente», declara la consellera de Benestar y Familia, Maria Cabrisas.
La llegada, sin embargo, no será inmediata. El plan acordado entre el Govern y los consells insulares en la reunión celebrada el jueves establece dos fases. La primera, de acogida, durará entre cuatro y seis meses, correrá a cargo de Cruz Roja, que es la entidad que por convenio tiene asignada la acogida de refugiados, y se realizará en Palma. Durante la segunda fase, de integración, se asignarán grupos a cada isla, que, de acuerdo con ese calendario, no llegarían hasta los primeros meses del próximo año.
No hay cifras concretas sobre el contingente que llegará a las Islas, las primeras estimaciones lo sitúan en unas 300 personas y la consellera Cabrisas calcula que a Menorca vendrán finalmente entre 20 y 30. Aunque no es el aspecto cuantitativo el más preocupante de la operación, sino el cualitativo, «es una nueva experiencia, no la primera pero sí la más importante. Son personas que vienen de una situación de mucho sufrimiento y es un colectivo heterogéneo, hay tres generaciones y eso complica más el trabajo. No será cosa de un año ni de dos, en principio hacemos una planificación de recursos destinados a esta operación para toda la legislatura», señala la consellera.
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