El Ayuntamiento de Maó ha comenzado a recabar datos para inventariar los pisos vacíos y susceptibles de salir al mercado del alquiler que hay en el municipio. El Servei d'Habitatge, además de la labor de asesoramiento e intermediación en cuestiones hipotecarias, trabaja en la creación de una bolsa de vivienda social y el primer paso, ha afirmado Gabriel Pons, concejal de Atención Comunitaria, Vivienda e Igualdad, es conocer cuántas casas vacías hay en Maó.
Para ello se utiliza la información del padrón de habitantes y se cruzan datos del consumo doméstico de agua, de manera que se puede tener un cálculo aproximado de casas en las que no habita nadie. Los trabajos se encuentran en una fase «muy inicial», señala Pons, por lo que resulta difícil avanzar cifras.
Lo que sí sabe el Ayuntamiento es que hay 14.000 viviendas en Maó y que, con los 28.000 habitantes aproximadamente censados, toca a una media de dos personas por casa. «Suponemos que debe haber bastantes inmuebles vacíos», asegura el concejal aunque, añade, «el concepto de vivienda vacía no existe jurídicamente y el Ayuntamiento no puede multar u obligar a alquilar» esas viviendas cerradas por sus propietarios.
Entonces, ¿cuál es la idea que maneja el gobierno municipal? Según Pons, lanzar una campaña posterior y que el Ayuntamiento se convierta en un intermediario fiable entre el arrendador y el arrendatario, de manera que la gente que tiene pisos confíe y los ponga en alquiler con la administración local avalando la operación.
Eso sí, cuando se habla de alquiler social la renta mensual nunca puede exceder del 30 por ciento de los ingresos del inquilino.