El equipo directivo del Área de Salud de Menorca descarta definitivamente que el Centro de Salud Dalt Sant Joan de Maó disponga de un equipo de radiología. Argumentan que «en base al análisis pormenorizado de la situación, desde la gerencia se considera ineficiente reparar el equipo existente por su mala calidad y su coste en mantenimiento, de la misma forma que la compra de un nuevo equipo, de calidad aceptable, representa un coste muy elevado, tanto por el precio del propio aparato, como por su mantenimiento y manejo».
De este modo, replican al sindicato médico Simebal, que emitió un comunicado en el que aseguraba que «el coste de reparación es ínfimo, en comparación con los beneficios que aporta», ya que, según el colectivo, una prueba radiológica en un hospital es cuatro veces más cara que en un ambulatorio».
Desde el IB-Salut consideran que la cercanía de Dalt Sant Joan con el Hospital Mateu Orfila hace que las ventajas de disponer de otro equipo de radiología en el ambulatorio sean «marginales». Entienden que la proximidad entre ambos centros médicos permite que se centralicen en el hospital las pruebas radiológicas.
Si bien es cierto que reconocen que el desplazamiento de los pacientes al centro hospitalario «ha podido generar visitas innecesarias al servicio de Urgencias», esgrimen que desde el pasado 1 de noviembre se ha puesto en marcha un nuevo procedimiento de derivación para que los pacientes que precisan de una prueba urgente sean citados en el mismo centro de salud y acudan directamente al Servicio de radiología. Una vez realizada la prueba, el resultado será informado por el mismo médico que la solicita por vía telefónica y será él quien decida el manejo adecuado antes de salir del hospital.
Otro de los puntos de conflicto entre Simebal y el equipo directivo es el número de personas a las que daba cobertura el servicio de radiología convencional de Salt Sant Joan. Allí acudían los pacientes de Maó, Es Castell, Sant Lluís, Alaior y Es Mercadal. Unas 45.000 personas según el sindicato médico.
Desde Simebal entienden que los pacientes «al dar por segura su derivación al hospital acabarán acudiendo directamente al centro, colapsando aún más las urgencias». Según el análisis del IB-Salut, los pacientes de fuera de Maó tienen que desplazarse siempre que precisan de una prueba radiológica. Según sus cálculos, los únicos que no tendrían que hacerlo representarían una media de cuatro radiografías diarias.