La promotora mallorquina Eólica Menorca SL se ha aliado con la empresa especializada alemana Denker & Wulf para resucitar el proyecto de parque eólico en Son Angladó (una finca de 196 hectáreas al norte de Ciutadella) que ya tramitó hace más de 15 años y que, una vez subsanadas sus deficiencias, espera ver autorizado por la administración.
Situado en terreno rústico, sin afectar a suelo protegido, y con la experiencia de haber medido ya la velocidad del viento en la zona desde 1999, se proyecta en una de las áreas que el Govern balear considera como de mayor potencial eólico de la Isla.
Lo ha diseñado el mismo ingeniero, Josep Pascual, que ya dio forma en 2003 al parque de Milà y, en caso de ejecutarse, estará dotado de ocho aerogeneradores con una potencia total de 20,65 MW, casi el triple de la energía renovable instalada actualmente en la Isla, que apenas alcanza en su conjunto los 7,5 MW.
«Hace 15 años que alquilamos la finca, es el sitio adecuado, no precisa expropiación, ya tiene hasta el camino de acceso asfaltado y contamos con el capital necesario para llevarlo a cabo», resume el apoderado de Eólica Menorca, Guillermo Dezcállar. «Solo falta voluntad política para autorizarlo», insiste este abogado mallorquín, que cifra la inversión en 30 millones de euros y confirma que la iniciativa «es buena para Menorca, más aún por ser Reserva de la Biosfera».
El proyecto de Son Angladó se presentó en paralelo a otra docena de propuestas que, con el tiempo, han ido caducando, hasta el punto que no ha vuelto a construirse ningún parque eólico en Balears desde que en 2004 se abrió el de Milà (3,2 MW). Pero es que, además, Menorca tampoco ha estrenado ninguna nueva instalación que produzca energía renovable desde la entrada en funcionamiento, en 2008, del parque solar de Son Salomó (3 MW), que actualmente promueve una ambiciosa ampliación.
«Balears ha pasado en una década de estar en cabeza a situarse a la cola de la producción de energía renovable», lamenta el ingeniero Josep Pascual, autor del proyecto, quien «no haría nada que pudiera dañar los valores ambientales de Menorca». Por eso, el proyecto y el preceptivo estudio de impacto ambiental que, desde el jueves, permanecen en exposición pública en la Conselleria de Medio Ambiente, corrige las «deficiencias» que se apuntaron en su día. «Y ha atenuado su impacto», ya que se propone en una área de «orografía llana y cercana al mar, alejada de cualquier zona poblada. De hecho -asegura, nunca ha llegado a ser denegado por la administración». Tras el primer dictamen desfavorable, en marzo de 2000, la propuesta se rehizo, «pero ha seguido viva. A diferencia de otros promotores, nosotros nunca hemos querido especular», apunta Dezcállar, quien calcula que el parque «podría dar trabajo a una docena de personas». Aunque la tramitación se intuye todavía extensa, el plazo de ejecución de las obras es de solo ocho meses, incluidas construcciones que suman 450 metros cuadrados de superficie.