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La escuela concertada pierde en 10 años 500 alumnos y la pública aumenta mil

Un estudio del pedagogo Pere Alzina apunta causas económicas para explicar este progresivo trasvase en detrimento de los centros de titularidad privada

La oferta de la enseñana concertada solo llega a Ciutadella, Ferreries, Alaior y Maó. | R.L.

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La enseñanza concertada pierde peso frente a la pública, según el estudio que el pedagogo Pere Alzina publica en el Anuari de l'educació de les Illes Balears 2015. En diez años, el deslizamiento de alumnos de los centros concertados a los públicos ha sido progresivo; durante el curso pasado el 80% de los alumnos se matriculó en la pública cuando diez años antes estudiaba en la pública el 75%, la relación entre ambas era del 75/25 y el último curso ha pasado a 80/20.

La realidad es distinta entre los dos polos de la Isla, en Ciutadella y Ferreries se conserva todavía cierto equilibrio, en parecidos términos a lo que ocurre en Mallorca, pero en Maó y Alaior la diferencia se ha disparado y la matrícula en los centros concertados, que representaba la tercera parte del total, ahora apenas alcaza la cuarta parte.

El impacto de la inmigración y el empobrecimiento que ha padecido Menorca desde 2008 son algunas de las causas que analiza el autor del trabajo. Respecto a la primera, aunque no lo cita expresamente, es probable que tenga alguna incidencia en el salto que se produce del curso 2012-13 al 2014-15, con una pérdida de tres puntos, coincidiendo con el mayor volumen de retorno de población inmigrante a sus países. Respecto a la segunda sí ha provocado cambios de la concertada a la pública en un grado que no explica, no obstante, ese 5 por ciento.
Los responsables de la escuela concertada apuntan razones como el desvío a la pública, a través de la oficina de inspección, de plazas solicitadas en primera instancia en la privada; el coste de la educación concertada, que el concierto económico no alcanza a cubrir; no son centros elitistas, la imagen que tiene este tipo de enseñanza en otros lugares, sino que sobrevive con ayuda de las familias; la escuela concertada es más cara que la pública en aspectos como el coste de los libros. Finalmente, un apunte clave es el que alude a una sociedad cada vez más laicista en la que el modelo de escuela religiosa pierde atractivo entre los padres.

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