Dos meses. Ese es el plazo aproximado que queda para que la estructura del complejo de viviendas paralizado en Cala Llonga quede reducido a escombros y el solar recobre su estado original. Los trabajos, que se iniciaron el pasado noviembre, avanzan y ya es prácticamente imposible distinguir la figura del llamado mamotreto recortada en el horizonte del otro lado del puerto de Maó.
La empresa adjudicataria de la demolición, Antonio Gomila, trabaja ahora con maquinaria específica para machacar y reducir el material, fragmentos de hormigón que se pulverizan y se convierten en piedra pequeña que se repartirá por el terreno. Después vendrá la tarea de restituir la superficie que ocupaba el edificio con una capa de vegetación y el proceso de la aldea turística de Cala Llonga habrá llegado a su fin. Poco más de cuatro meses de obras acabarán con un conflicto urbanístico que ha durado ocho años y que surgió con la paralización del proyecto por incumplimiento de las alturas permitidas en noviembre de 2007.
Del complejo solo queda uno de los edificios de menor tamaño y una parte reducida de la estructura; su demolición se completará este mismo enero.