La nueva escuela de Sant Lluís (el CEIP Sa Garriga) no tiene ni cuatro años y ya le hace falta una gran reforma. Ello se debe a las múltiples deficiencias detectadas, tras el fin de obras, y cuya responsabilidad, según el Ayuntamiento, recae en la empresa constructora, Antonio Gomila S.A. La reparación de los desperfectos, según un peritaje externo contratado por el Consistorio, costaría 294.000 euros.
El conseller de Educación del Govern, Martí March, acompañado por el delegado de la Conselleria en Menorca, Joan Marquès, el director general de Planificación y Ordenación de Centros, Antoni Morante, y la alcaldesa de Sant Lluís, Montse Morlà, visitó este miércoles las instalaciones y comprobó in situ «los defectos estructurales» que presenta el edificio, en palabras del propio March.
El problema viene de lejos. Las carencias ya se detectaron cuando se estrenó el nuevo colegio, en el curso 2012-2013. Las principales deficiencias están en la cubierta, que provoca goteras en varias clases, en el gimnasio y en la sala de psicomotricidad, asegura Morlà. «Las aulas de educación infantil tienen goteras de forma sistemática», hasta el punto que cuando llueve, mientras los niños siguen en clase, hay que poner un cubo que recoja el agua, explica indignada la alcaldesa.
Otros de los desperfectos encontrados es la presencia de grietas en diversas partes del edificio y en el espacio que en principio tenía que ser el comedor cuando llueve «entra agua por las ventanas».
La alcaldesa explica que ya se ha solicitado a la empresa constructora que arregle estas deficiencias, y que la adjudicataria siempre ha manifestado su voluntad de repararlas. Pero el tiempo pasa y la reforma no se acomete.
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