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Puertos aumenta la seguridad en el canal a raíz del accidente del ‘Sorolla'

El «Sorolla», amarrado en el muelle después del percance ocurrido a las 13.35 horas del 5 de enero de 2014

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El accidente que provocó el 5 de enero de 2014 la inmovilización durante unos días del barco «Sorolla» en el puerto de Maó no se produjo por una colisión con el muelle, como se dijo entonces, sino por el contacto con un fondo rocoso situado en el canal de entrada, en las inmediaciones de la isla del Lazareto. Así lo indica un informe elaborado por la Comisión Permanente de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos.

Según se detalla en este documento, el fondo rocoso que se encuentra a poca profundidad quedó peligrosamente dentro de la zona hábil de entrada al puerto como consecuencia del borneo de las boyas indicativas, es decir, su desplazamiento por el viento. El capitán apuró los límites que marcaban las boyas por el mismo viento, sin sobrepasarlos, y dio con el bajo. Por este motivo, el informe recomendaba adoptar mejoras en seguridad.

Autoridad Portuaria de Balears ha empezado a actuar al respecto. La boya existente se sustituyó en noviembre de 2015 por otra sin borneo y se reubicó para asegurar que el calado en el canal de entrada sea suficiente en cualquier tipo de condiciones meteorológicas, explican desde el ente público. Actualmente se trabaja en la sustitución de otra de las boyas, con lo que se cambia el sistema de fondeo mediante cadenas por un tubo de acero, con flotador y un grillete agarrado a un muerto de hormigón.

La estabilidad de las boyas permite ganar unos metros de amplitud en el canal en determinadas circunstancias, lo que se agradece en el puerto de Maó.

Incluso antes de que se conociera el resultado del informe, desde Capitanía Marítima ya se estableció que se debía navegar a una cierta distancia de las boyas, sin apurar tanto como lo hizo el barco el día del suceso.

El informe indica que este punto de fondo rocoso, que se encuentra a 5,15 metros de profundidad (el calado del «Sorolla» es de 5,8), no estaba cartografiado. Desde Capitanía Marítima lo rebaten. Se conocía de su existencia, pero se daba por situado fuera de la zona balizada para operar, algo que pone en duda el informe de la Comisión.

El viento de suroeste empujó las boyas y 'metió' estas rocas de lleno en el espacio hábil. El impacto se produjo en el pantoque de estribor, en popa, deformó la chapa del casco y generó una vía de agua en la sentina del compartimento del estabilizador.

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