El empresario y doctor en Derecho Rafael Ansón es una reconocida autoridad, tanto nacional como internacional, en el mundo de la gastronomía. Presidente de la Real Academia de Gastronomía, Ansón formará parte de la mesa de ponentes del Foro Menorca Illa del Rei que la tarde de este jueves, a las 19.30 horas, debatirá sobre «La gastronomía y la identidad de un territorio. El caso de Menorca». Este evento ha sido organizado por «Es Diari», Ateneu de Maó, Fundación Hospital de la Illa del Rei, Cercle d'Economia de Menorca y Obra Social la Caixa, con la colaboración de la asociación Fra Roger.
Usted ha afirmado que en los años 90 la cocina española vivió una revolución, ¿por qué?
— Sí, sí, absolutamente. En aquellos años no había más que dos cocinas: la cocina tradicional de los diferentes países, entre ellos España, y la cocina francesa, es decir, había una hegemonía gala. En realidad, era una cocina de país. Lo que hicimos en los años 90 fue crear la cocina de la libertad.
¿A qué se refiere?
— La cocina ya no es de país, es de autor. Ferran Adrià ya no hace cocina española, hace su propia cocina. Estos nuevos cocineros se inspiran en su país, en sus raíces pero realizan una cocina de autor. En este sentido, ni el pintor Miquel Barceló hace pintura española, hace su arte y ahora los cocineros son artistas. España ha tenido la inmensa suerte de ser un marco de libertad, lo que ha permitido tener a los mejores cocineros del mundo y, además, acabar con el monopolio de la cocina francesa.
Menorca debería tener una marca gastronómica propia, ¿no?
— No tiene problema para ello, lo más importante en la cocina no es en absoluto el cocinero, esto es fundamental en el plano mediático, para que Adrià pudiera salir en el «New York Times» no podía hacerlo con un gazpacho o una caldereta de langosta, tenía que salir con algo creativo, de innovación.
¿Cómo debe hacerse?
— En el plano gastronómico, sin duda alguna es importante la materia prima. Los turistas lo que más valoran es la materia prima, que sea igual de buena que en los demás países pero menos cara, no digo más barata, si no menos cara, tiene que haber una relación calidad-precio. Y lo segundo, la hospitalidad, que es lo que a la gente le gusta cuando va a un restaurante o a cualquier parte.
¿Cuáles han de ser sus características?
— La marca gastronómica Menorca debería girar en torno a la singularidad de la Isla, también de la caldereta de langosta y el queso, entre otros elementos singulares. Yo también jugaría con el entorno, la belleza natural, comer mirando este mar de la Isla no tiene precio. Lo importante es que la gente sepa que estos productos singulares dan lugar a recetas propias de la Isla. La gente quiere saber que está comiendo en Menorca y no en Estocolmo o Pekín. Y mejor si son con productos frescos, de cercanía, de proximidad.