Salvador Botella, concejal del PP, afirmó en el pleno municipal de ayer que en el Ayuntamiento de Maó «quien realmente manda es un grupo social y ecologista». Lo declaró en la aprobación definitiva de una modificación de la ordenanza de subveciones, que elimina la posibilidad de retirarlas a quien con ellas realice actos de carácter político.Las alegaciones del PPno se aceptaron, sí la del Instituto Balear de la Dona, que requería sustituir en el texto «los ciudadanos» por «la ciudadanía».
La alcaldesa Conxa Juanola respondió a Botella que la afirmación le parecía ofensiva para unos ciudadanos que habían votado a las dos formaciones que forman el equipo de gobierno, a lo que Botella dijo que nada de eso, que el poder de la referida asociación «es un hecho innegable».
Andrés Spitzer, de Ciudadanos de Menorca, y el popular se opusieron al cambio por lo político, y estos últimos también por lo legal, por aquello de la información pública a los afectados. Terció la secretaria Mónica Mercadal para avalar el proceso, no sin emitir una ténue apreciación subjetiva sobre la incidencia de la alegación del PPen el mismo.
Entre TTIP y empedrados de la Costa des General, volvió a aparecer en el pleno la manida cuestión de la transparencia sin aportar nada nuevo. Hubo acusaciones de programa incumplido y alusiones al «estamos trabajando en ello», expresión que usó Analía Noval (PP)parodiando sin acritud a Aznar.
En cuanto a las acusaciones del PPa Juanola por crispar el ambiente un día después de las accidentadas fiestas de la Mare de Déu de Gràcia, la alcaldesa negó la mayor. Defendió que en sus declaraciones solo aludió a posibles debates abiertos en general, cuando es cuestión ya conocida de antemano. Yle dio las gracias al PPpor su actitud en esos momentos difíciles. No todo son reproches.