Reinventarse para sobrevivir. El sector agrario vive una endémica crisis que obliga a los payeses a vivir al límite y entre dificultades constantes. El fin de las cuotas lácteas ha obligado a numerosas fincas a cambiar su estrategia con el fin de que la explotación mantenga su rentabilidad. Y la que más ha cuajado ha sido el negocio del queso, es decir, reducir la producción de leche líquida para dedicarla a este producto que se consolida como la clave de la supervivencia.
Pero a esta decisión, una parte de los payeses empieza a verle el lado menos amable. Y es que, aumenta la competencia, puesto que son numerosas las explotaciones que se han iniciado en la producción del queso o han incrementado la proporción. Varias voces consideraban este sábado, en el marco de la Fira del Camp de Alaior, que «el precio de la leche baja, por lo tanto la salida de muchos de nosotros ha sido dedicarnos más a producir queso», lo que ha generado que «el pastel que antes se repartía entre unos pocos ahora se queda en porciones mucho más pequeñas para cada uno de los que nos dedicamos a la producción quesera, ha sido un error».