Dos lagunas rodeadas de flora y fauna autóctona, un paseo agradable, con zonas para merendar y bancos para tomar el sol. Ferreries idea una zona verde pública en las dos lagunas de la antigua depuradora después de que el Govern aceptara retirar las 8.700 toneladas de lodos tóxicos y desestimara confirnarlos en un sarcófago. A día de hoy no existe un proyecto concreto para rehabilitar la zona, aunque desde la Agenda Local 21 defienden la idea desde que se empezó a plantear el traslado de los fangos.
El botánico Pere Fraga fue uno de los que encabezó la propuesta porque entendía que, al ya existir las balsas excavadas y por tanto un humedal, eran un espacio idóneo para una zona en la que crear «un ambiente natural con importante valor ecológico». Se aumentaría la biodiversidad de la zona con plantas autóctonas como la boga, el lirio amarillo, la menta de agua o los tamarells, donde se ocultarían las ranas.