Menorca lleva décadas con el turismo como base de su economía y mantiene vivo el debate para definir un producto de calidad, distinguirse del resto de Balears, atraer y fidelizar turistas, repartir su afluencia a lo largo del año y, en definitiva, hacer negocio sin matar su particular gallina de los huevos de oro: la naturaleza, porque sol, no falta. Y hacerlo además capeando cambios sociales y tecnológicos que obligan a adaptarse con rapidez. De todo ello se habló este sábado en la II Fira de Turisme de Alaior, donde representantes de empresas del sector, hoteleros en su mayoría, analizaron la actualidad y «El futuro del turismo en Menorca», título del que partió una mesa de debate moderada por el editor del MENORCA, Josep Pons Fraga.
Para el director ejecutivo de Artiem Fresh People Hotels, José Guillermo Díaz Montañés, es necesario que el sector privado tome las riendas y asuma un liderazgo a largo plazo -que ahora no existe y al que después debería sumarse el sector público-, para remodelar el sector. «Lo hemos dejado en manos de los políticos y ellos siempre están empezando y acabando», afirmó.
Díaz cree que «hay que aprovechar la coyuntura favorable para transformarnos», ahora que el destino vuelve a pasar una época de bonanza, al tiempo que criticó la hiperregulación del sector, «la administración nos tiene encorsetados», dijo.
Producto
En cuanto a la definición del producto, el representante del Hotel Royal Son Bou, Antoni Pons, defendió «la creación de una imagen definida que sea real, porque al turista no se le puede engañar», y puso el ejemplo de las calas vírgenes luego sin sitio para aparcar y saturadas. También apostó por «una sinergia total» del sector hotelero con el campo al que, subrayó «le debemos mucho», entre otras cosas, las paredes y el paisaje de los que practican senderismo.
De cooperación y un turismo diferente al clásico de sol y playa habló Catalina Florit, en representación de Menorca Activa, asociación que une a empresas pequeñas o medianas, sobre todo de prácticas al aire libre y que tienen, recalcó, «un espíritu de colaboración muy estrecho, ya que nuestro cliente es muy inquieto», un turista que pregunta y quiere probar, puede ser una ruta ecuestre o una excursión en kayak, en distintas zonas de la isla. «Debemos generar sinergias para crear un producto de calidad. Nos necesitamos las unas a las otras, y lo que nos une es un entorno común, Menorca», señaló Florit, quien reclamó que la isla debe «estar preparada todo el año para acoger visitantes, tenemos restos arqueológicos que no se meten en cajas el uno de noviembre».
Sobre potenciar la marca Menorca, Florit señaló que aún «mucha gente se confunde», llega «sin saber qué es Menorca» y opinó que «a según qué sitios no deberíamos ir unidos» con Mallorca. La diferenciación, según Álvaro Carrillo, director del Instituto Tecnológico Hotelero, llega por «las personas» y «el trato» porque «un alemán o un sueco antes de llegar no distingue Mallorca, Valencia o Menorca». Por su parte, el director gerente del Hotel Sol Milanos, Jacinto Salvador, recordó que los hoteleros «están haciendo grandes esfuerzos para transformar» sus establecimientos, sin aprovechar la crisis de otros destinos del norte de África «quedándose parados».