Manolo Blahnik, uno de los más célebres diseñadores de zapatos del mundo, ha anunciado este miércoles que uno de sus próximos proyectos es el de fabricar zapatos en Menorca. Blahnik ha manifestado que "estoy contentísimo porque he encontrado una fábrica todo a mano, voy a hacer manoletinas, de torero, zapatos tipo Pérez Galdós, 'Fortunata y Jacinta'. Creo que pueden hacerlo muy bien".
El diseñador ha añadido que "no creo que puedan hacer miles y miles de pares pero hay un público para esto".
Blahnik ha anunciado este proyecto, que le hace mucha ilusión, en San Petersburgo (Rusia), donde ha presentado una exposición retrospectiva de sus 45 años de trabajo. Para él, exponer en el Museu Hermitage, "una catedral del arte", como lo ha denominado, es un "sueño", que se ha hecho realidad.
«Manolo Blahnik: El Arte del Calzado», una colección de más de 200 de sus creaciones procedentes de su archivo privado de cerca de 35.000 diseños únicos, fue inaugurada este miércoles en un acto multitudinario que dejó de manifiesto que en este caso no existe frontera entre moda y arte.
Rechaza ser un revolucionario, ni en el sentido literal -"yo soy apolítico, por favor"-, ni en sus creaciones, y asegura que se fija «siempre en la tradición, porque sin la tradición no somos nada».
El Hermitage y la zarina Catalina la Grande han sido algunas de sus fuentes de constante inspiración. Además se siente «fascinado» por la obra de Puhskin y por todo ello considera «un honor» poder presentar esta impactante muestra en el Hermitage.
Dos años dedicaron entre él y la comisaria de la exposición, Cristina Carrillo de Albornoz, a seleccionar los ejemplares de zapatos y 80 dibujos originales, acuarelas que Blahnik dibuja después de fabricar una nueva creación.
«Es un hombre que está todo el día leyendo de filosofía, de cine, le interesa la literatura, la pintura, con un montón de inquietudes y por eso pensé que la mejor manera de traducir todo esto a sus zapatos era a través de sus influencias y obsesiones», señala a Efe la comisaria.
La naturaleza, la arquitectura, el arte, la botánica, la literatura, el cine, el siglo dieciocho, Italia, Rusia, España -con claveles- o Japón y muchas otras influencias son palpables en esta gran exposición que abarca desde su primera colección, en 1970, hasta la actualidad.
La inspiración en grandes pintores es igualmente evidente en preciosas creaciones claramente identificables con Mondrian, Goya o Picasso.
La del cine por ejemplo en sus modelos de Visconti, como un zapato con lazo «inspirado en un vestido que llevaba Silvana Mangano» en una de sus películas, cuenta Cristina Carrillo.
La selección incluye también la colección de zapatos Marie Antoinette, galardonados con un Óscar, que Blahnik creó para la película de Sofia Coppola.
Zapatos de gala, para grandes veladas, otros con arcos y formas influidas por su admiración por la arquitectura, espectaculares stilettos casi todos los de la muestra, pero también botines y superbotas como unas interminables que calzó Rihana.
También hay un amplio apartado con zapatos dedicados a las personas que más han influido en Blahnik: desde Anna Piaggi, la legendaria editora de moda del Vogue italiano, hasta la actriz Brigitte Bardot, o la figura de Alejandro Magno, una de sus obsesiones.
«No me gusta que me llamen diseñador. Yo soy un dibujante, o quizás un artesano, pero no un diseñador», dice Blahnik a Efe.
Y en efecto, lo es. Hasta hoy en día visita las fábricas de Milán durante tres meses al año para cristalizar personalmente cada colección.
Todos los zapatos que elabora se basan en sus bocetos y perfecciona con sus propias manos las hormas y tacones, porque una de las características de su calzado es que aúna lo artístico con la comodidad.
«Voy a empezar a hacer cosas en Menorca. Estoy contentísimo porque he encontrado una fábrica todo a mano, voy a hacer manoletinas, de torero, zapatos tipo Pérez Galdós, 'Fortunata y Jacinta'. Creo que pueden hacerlo muy bien. No creo que puedan hacer miles y miles de pares pero hay un público para esto», afirma.
La inauguración de la muestra contó con la presencia del embajador de España en Rusia, Ignacio Ybáñez, y el consejero cultural, Álvaro de la Riva, y tras su paso por San Petersburgo, se trasladará después al Museum Kampa de Praga y al Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid, antes de llegar a mitad de 2018 al prestigioso Bata Shoe Museum de Toronto.