Dos embarcaciones con historia y concepciones muy diferentes están coincidiendo estos días en las costas de Menorca. Una es el «Nahlin», uno de los clásicos del verano menorquín, un buque que llegó a costarle la corona a un monarca inglés. El otro es el «Adastra», un paradigma de la eficiencia energética que destaca por su concepción futurista. Ambos ilustran, en parte, el pasado y el futuro de la navegación. Y disfrutan del presente en aguas de la Isla
La primera de las embarcaciones a destacar fue botada en 1929 y nació por deseo expreso de Lady Annie Henrietta Yule, una industrial que apostó por contar con una residencia marítima de alto nivel. Tal fue su fama que llegó a ser alquilado por el monarca británico Eduardo VIII para un viaje de varios meses. El hecho de que viajara con su amante Wallis Simpson y celebrara fiestas con mandamases nazis –con los que simpatizaba– le costaron la abdicación a favor de su hermano Jorge VI. Este último inspiró la oscarizada película «El discurso del Rey», protagonizada por Geoffrey Rush. Hoy, el barco es propiedad del inventor inglés James Dyson.
11 millones de euros
La historia del «Adastra» es bastante distinta. Fue construido hace ocho años en las instalaciones que la firma McConaghy Boats posee en Zhu Hai (China) y destaca por su estilo futurista. Este trimarán de más de 40 metros de eslora está valorado en 11 millones de euros y los responsables de su diseño llegaron a declarar que sería capaz de cubrir un total de 18.500 kilómetros a plena carga y sin necesidad de repostar.
Es propiedad del magnate naviero –y multimillonario– Anto Marden, que el año pasado ya se desplazó hasta las costas de Balears desde Hong Kong con su estilizado barco. Ha recalado en los amarres del puerto de Maó.