El diputado 176, el político de moda, héroe para los canarios, villano para socialistas y podemitas en Madrid por haber comerciado con su único pero decisivo voto para la aprobación de los Presupuestos Generales del Partido Popular, pese a su procedencia de la izquierda nacionalista de su tierra. Pedro Quevedo Iturbe (Venezuela, 61 años), de Nueva Canarias, ha rentabilizado el 'sí' a los números de Rajoy obteniendo de una tacada 270 millones de euros para su archipiélago, de momento. De rebote los balears le estamos tan agradecidos como los propios canarios. En esa batería de concesiones ha entrado el descuento del 75 por ciento en los vuelos interislas. Por eso Quevedo ha sido invitado a dar una charla en Es Mercadal el próximo 26 de agosto. Será bienvenido, sin duda.
El parlamentario de moda...
— A estas alturas, y tras unos cuantos trienios detrás uno sabe que esto es producto de la aritmética y es gloria efímera. Me lo tomo con tranquilidad y responsabilidad para evitar hacer el ridículo.
La política siempre hace extraños compañeros de viaje, como es su caso, ¿no?
— Sí, hemos tenido que decidir entendernos con un gobierno con el que no compartimos casi nada poniendo por delante la defensa de Canarias. Cuando ha sido posible hablar de esas cuestiones y no de otras hemos logrado avanzar.
¿En esta coyuntura ve muchas similitudes entre Canarias y Balears?
— Unas cuantas. Ser isleños imprime carácter. Estamos en mares distintos, nosotros somos ultraperiféricos pero entendemos las singularidades y las incomprensiones de la Administración central hacia las islas.
Usted se refiere frecuentemente al mesetarismo, al olvido a Canarias que también afecta a Balears...
— El mesetarismo es una enfermedad contagiosa que consiste en identificar los archipiélagos, es decir, el buen clima y los paisajes hermosos con la vida de las personas. Y cuesta mucho hacer cambiar de opinión a la gente de este pensamiento mesetario que no es más que puro centralismo.
Con su negociación algo ha logrado para compensar el agravio, al menos un punto de partida.
— Sí, pero esto no quiere decir que todos lo hayan entendido. Tuvimos que escuchar decir al señor Montoro que había habido territorios que lo habían pasado peor que otros con el techo de gasto, y que el peor había sido Canarias. Habría sido de agradecer que lo hubiera tenido en cuenta antes. Pero al final las cosas se entienden cuando eres imprescindible. Todo el mundo tira para sus intereses pero los isleños tenemos un plus de incomprensión por el que hay que luchar con un gran esfuerzo pedagógico y aprovechar las oportunidades para sacar del centralismo español la comprensión que no tendrán de otra manera.
En Canarias es el hombre del momento, en Madrid le tachan de traidor hacia arriba...
— En Canarias se levantan cuando entro en un restaurante para agradecerme y felicitarme pero me piden que siga apretando. En Madrid ha habido comentarios absolutamente ridículos del orden de «ya está bien, que se han llevado 200 y pico millones». Bueno, si quieren ponemos la factura sobre la mesa o hacemos los datos de la financiación autonómica per capita. Es una parte de ese centralismo patológico con el que debemos competir.
¿No le importa en absoluto que digan que se ha vendido al PP, como afirmó Echenique, por ejemplo?
— En absoluto. Hay muchísima gente que me dice que si estuviera en mi lugar habría hecho lo mismo. Somos un partido nacionalista de izquierdas serio. Hemos peleado por el cambio político en España todo lo que hemos podido para que Pedro Sánchez fuera presidente del país y ese trabajo fracasó por quien tiene nombre y apellidos (Podemos). Una vez que en la investidura votamos en contra pero luego está la legislatura. Y ahí tenemos la necesidad de aprovechar la oportunidad porque nuestros problemas no pueden esperar a que alguien le vaya bien y decida apoyar el cambio político en España.
¿Tampoco es contradictorio que tras rentabilizar ese voto al gobierno, diga usted que sería el primero en apoyar a Sánchez si presenta una moción de censura?
— Por supuesto que no. Si hay una posibilidad, que no será tras escuchar ese lenguaje oblicuo de Podemos, lo apoyaríamos. Nosotros tenemos un acuerdo para cambiar la política española y si no se da buscaremos los que interesen a Canarias.
En Balears llevamos años batallando interna y externamente por unas tarifas aéreas asequibles. Ha llegado usted y lo ha solucionado de repente. ¿No ha pensado en presentarse por Balears en las próximas elecciones?
— Nueva Baleares (ríe). No, pero estamos muy satisfechos por haber colaborado en ayudar a que nuestras justas reivindicaciones hayan sido también para Balears. Siempre fuimos conscientes de que el 75 por ciento no se podía aplicar solo en Canarias. Estamos orgullosos, con modestia, de haber ayudado a paliar este problema serio de conectividad.
El siguiente paso será lograr un precio máximo para volar a la Península.
— Sí, claro, pero este es un asunto más difícil. Ya lo tenemos planteado y escrito en el acuerdo de los presupuestos. Es necesario iniciar el trabajo con la Unión Europea para lograr precios máximos como servicio público para todo el archipiélago. Pero las realidades de Balears y Canarias son distintas porque nosotros estamos reconocidos como región ultraperiférica. A ver hasta dónde llegamos con un precio máximo para evitar que las compañías incrementen precios con un reconocimiento de servicio público.
¿Es complicado, entonces, que los dos archipiélagos hagan un frente común?
— Seguro que hablaremos cuando vaya a Menorca pero Balears no es ultraperiférica y ese es un elemento que nosotros debemos utilizar.
¿Mantuvo contactos con diputados balears durante la negociación con Montoro y el Gobierno?
— La verdad es que no. Fue algo tan exhaustivo que no hablé con nadie más. Pero ahora me pasa que de repente viene alguien que no conozco de nada y me abraza en el Congreso, entonces sé que es un balear. Le digo, «es usted balear, no?», y lo es. Me ha pasado varias veces, pero no recuerdo quiénes son.
Por eso aquí también es casi un héroe y será ponente en Es Mercadal.
— Es que de la forma como me lo pidió el alcalde, Francesc Ametller, no podía decir que no. No conozco la Isla y será una buena oportunidad.
Masificación, límites a los alquileres turísticos... son también problemas comunes. ¿Cómo los encaran?
— Soy, además, concejal de turismo en Las Palmas, y lo veo con enorme preocupación. Debemos evitar que el turismo degrade la vida de nuestra gente por este tipo de prácticas que no suponen una economía colaborativa porque algunos se forran pero no repercute en el conjunto de la sociedad. En Lanzarote, por ejemplo, la gente que viene a trabajar no puede encontrar un apartamento para alquilar. Hacen falta reglamentos y normas y todas las administraciones deben ponerse de acuerdo porque si no todo conducirá al caos.