La situación de prealerta por sequía se mantiene en la mayor parte de las Islas pese a que las lluvias de finales de agosto y principios de septiembre, sumadas al descenso de la demanda, han permitido una pequeña mejora del índice de sequía y el mantenimiento del indicador de recursos.
Así lo revelan los últimos datos de la Conselleria de Medio Ambiente, Agricultura y Pesca. Todas las unidades de demanda presentan cierta mejora, a excepción de las del levante y de Ibiza, donde han disminuido. Aun así, la mayoría están en situación de prealerta; sólo las unidades del Pla y del sur de Mallorca han entrado en situación de estabilidad.
En cualquier caso, para la Conselleria «la situación es mejor que en los dos años anteriores».
Las reservas hídricas se mantienen en los mismos niveles que el mes pasado, al 56 por ciento de la capacidad. Por islas, los recursos de Mallorca, Menorca e Ibiza han mejorado entre uno y tres puntos respecto del mes de agosto, situándose en el 56 por ciento en Mallorca y en el 53 por ciento en Menorca y en Ibiza.
En la isla de Formentera los recursos han disminuido, pasando del 57 por ciento en agosto al 55 por ciento en septiembre.
En Ibiza ha habido un gran descenso de los recursos, alrededor de 30 puntos en el último medio año, pasando del 85 por ciento en febrero al 53 por ciento actual. Para el Govern, esto pone de manifiesto que «los gestores municipales deben controlar más la explotación del recurso para que ésta sea sostenible».
Según los datos de la Aemet, el mes de septiembre ha sido normal en Menorca, húmedo en Mallorca y seco en Ibiza y Formentera.
En cuanto a las precipitaciones interanuales acumuladas, hay un déficit de precipitación del 4 por ciento en Menorca, mientras que en los últimos doce meses las lluvias han sido un 30 por ciento superiores a la media en Mallorca y un 4 por ciento superiores a las Pitiusas.
Según la Conselleria, el hecho de que la mayor parte de las precipitaciones de agosto y septiembre hayan sido torrenciales explica la poca incidencia en los recursos subterráneos, ya que las lluvias intensas provocan grandes escorrentías superficiales y dificultan la infiltración del agua en el suelo.