Alrededor de 40 establecimientos, aproximadamente el diez por ciento de la planta hotelera, han apostado por la resistencia, por no cerrar sus puertas este invierno, a pesar de la reducción prevista en la conectividad aérea. Es un porcentaje bajo, pero por el momento, si no se produce un cambio significativo de tendencia, más que suficiente para alojar al escaso flujo de visitantes.
Entre esos hoteles que resisten hay múltiples tipologías, hoteles de cuatro estrellas, modestos hostales, establecimientos de ámbito rural y pequeños hoteles de ciudad. El alojamiento predominante, no obstante, es el que se ubica en los núcleos urbanos de Maó y Ciutadella, mientras que el senderismo, y sobre todo el relacionado con el Camí de Cavalls, se erige como el gran polo de atracción de visitantes.
El 'boom' de la reforma de casas para convertirlas en hoteles ha hecho que aflore en la Isla un tipo de alojamiento pequeño con unos costes asociados a la apertura más bajos y que está menos sujeto a la oferta de sol y playa. Son hoteles urbanos como el Hotel Albranca, que desde 2011 abre en invierno y que volverá a hacerlo este año.