La decisión del Ayuntamiento de Maó de habilitar este verano 27 licencias de taxi temporales no ha sentado bien en otros consistorios de la Isla. En la reunión del miércoles, fueron críticos los representantes municipales de Ciutadella y Es Castell. Consideran que la medida rompe con una necesaria visión unitaria del sector y estiman que solo contribuirá a que los de Maó copen la parada del aeropuerto sin desatender el resto de la ciudad.
Desde el Ayuntamiento de Maó se defienden alegando que solo tratan de solucionar el problema específico de falta de vehículos que se produce en la ciudad cuando hay mayor demanda y que se adoptarán medidas de control, como impedir cargar en otros municipios. «Seremos muy rigurosos», afirmó este jueves la concejala Maria Membrive.
El concejal de Ciutadella Oriol Baradad asegura que «no es la solución definitiva, es un parche para Maó con el que se pierde la visión global del sector». Es crítico con el Consell por respaldar la medida que «rompe con la unanimidad en un servicio público, creará desajustes». Duda de que Maó sea capaz de velar por el cumplimiento de las restricciones establecidas, «ahora no está controlado con 42 taxis», incluso de que las mismas sean razonables, «cuando conozcamos el detalle lo valoraremos y decidiremos».
Coincide con él, a grandes rasgos, el alcalde de Es Castell, Lluís Camps, ya que «las licencias temporales ponen en riesgo el área de prestación conjunta». Señala que la tecnología actual permite controlar los trayectos de cada taxi, «se podría realizar un seguimiento, y analizar por qué se rechazan determinados servicios cuando no son los más rentables». Baradad apunta en la misma dirección que Camps, en que el botín del aeropuerto hace que se descuiden otros servicios de menos importe cuando hay exceso de trabajo, como parte esencial del problema. Ambos, como otros alcaldes, intuyen que las temporales permitirán a los taxistas de Maó copar aún más el aeropuerto en detrimento de los coches de otros municipios. Para Baradad, la solución pasa por mancomunar el servicio.
Más conciliador es Josep Carreres, alcalde de Ferreries, «nos gustaría ir todos a una, nos costó mucho el área de prestación conjunta y ahora no se tiene que romper». Aún así, comprende a Maó. Desde Alaior, el concejal Arturo Pons no ve mal la fórmula y se muestra dispuesto a utilizar las licencias temporales el verano que viene para momentos concretos como las entradas y salidas de una discoteca. Serían en principio seis el año que viene.
Conxa Juanola, alcaldesa de Maó, afirmó ayer que «solucionamos un problema que hace muchos años que arrastramos, con situaciones muy complicadas». Junto a la concejal Maria Membrive remarcaron con insistencia que la solución es local a un problema «de Maó, las paradas no pueden quedar desatendidas».