«El jueves me di de baja como inscrito», suelta de entrada un activo miembro de Podemos. La reacción no ha sido general, Nati Benejam, coordinadora del partido en Menorca, afirma que no tiene constancia de bajas, «aunque, si las hay, no me llegan directamente», precisa.
La compra de un chalé de más de 600.000 euros por Pablo Iglesias e Irene Montero ha incendiado los chats internos de la organización en Menorca. Los de la corriente anticapitalista «echaban humo» y después de conocer la convocatoria de la consulta se han incendiado más, lo consideran un disparate y proponen la abstención. Coinciden con Laura Camargo en que el «plebiscito es una tomadura de pelo del más puro estilo franquista».
Coincide con las palabras de otro inscrito, «cómo va a gobernar gente así, capaz de poner en riesgo toda una organización por un problema personal», argumenta con la petición de no aparecer indentificado.
Quizás lo más llamativo haya sido precisamente esa circunstancia, el silencio y, en menor medida el anonimato, en las manifestaciones públicas para evitar ser represaliados como ha ocurrido con los discrepantes de la línea oficial de Vistalegre II.
«Acoso sin precedentes»
Benejam, que en poco tiempo ha estrenado cargo orgánico y puesto laboral de Podemos en el Consell, alineada con la línea oficialista, apoya la consulta «y todo lo que ellos están haciendo», ya que considera que hace tiempo que todo lo personal influye en el partido. Entiende que la pareja de Podemos «está sufriendo un nivel de acoso sin precedentes» y asegura que nunca ha visto un despliegue informativo similar en torno a la vida personal de algún político. Sin entrar en otras valoraciones, la operación inmobiliaria de Iglesias y Montero «no se contradice con los ideales, mientras lo paguen con su sueldo y un trabajo decente», señala.
Dice que valora sobre todo el aspecto humano, «me duele lo que están pasando, esa faceta es la que más me preopcupa», añade.