Menos clientes, pero más ingresos. Es la frase que resume la realidad que han vivido los hoteles menorquines en el mes de julio. O al menos eso reflejan los datos oficiales hechos públicos ayer por Instituto Nacional de Estadística (INE). En el primer mes de la temporada alta, cuando se concentra ya buena parte del negocio turístico, los establecimientos menorquines han registrado una ocupación media del 86,3 por ciento, lo que supone un ligero descenso de 1,59 puntos porcentuales en relación al mismo mes del año pasado, cuando –es preciso recordarlo– ya se vivió una pequeña caída de la ocupación tras dos años de récord.
Ese descenso en la ocupación de julio –inferior a la media nacional, que baja en el 2,4 por ciento– sigue la tónica de los últimos meses, aunque es mucho menos acusada que en mayo y junio, cuando el descenso superó los cuatro puntos. La caída tiene su lógico reflejo en el cómputo de turistas que han formalizado el check in en los hoteles menorquines. El mes pasado el balance fue de 7.161 clientes menos, lo que supone un descenso del 4,9 por ciento en relación al año pasado, aunque vuelven a observarse diferencias notables entre el turismo nacional y el extranjero.
La llegada de turistas de hotel desde fuera de nuestras fronteras ha sufrido un descenso notable, cercano al 13 por ciento (14.238 visitantes menos); sin embargo –como viene ocurriendo desde el inicio de la temporada– la presencia de españoles en los hoteles se ha incrementado y lo ha hecho un 20,3 por ciento (7.077 clientes nacionales más), con un especial empuje del turismo llegado desde las otras islas del Archipiélago y desde Madrid, que compensa la caída en la llegada de turistas desde Catalunya y la Comunitat Valenciana.
Cabe comparar ese descenso en el número de clientes de hotel (en este caso quedan excluidos de la estadística los apartamentos y los hoteles rurales y de interior, cuyo balance se publica más tarde), con el descenso registrado en la llegada de pasajeros al aeropuerto durante el pasado mes. La primera bajada es del 4,9 por ciento y la segunda, del 3,3 por ciento. El mes de julio ha registrado un descenso de la ocupación, menos clientes y también menos pernoctaciones, con una caída del 2,2 por ciento.
Sin embargo, ese balance negativo se ve compensado, siempre según la estadística oficial, con un aumento de precios que ha permitido mantener al alza los ingresos por habitación disponible (RevPAR), el principal indicador de la rentabilidad hotelera. En julio esa cifra se ha situado en 111,3 euros, un 2,32 por ciento por encima que en julio del año pasado, cuando ya se vivió un aumento, aunque de solo el 0,3 por ciento.
Ese indicador de la rentabilidad ha vivido en el mes de julio una mejora constante y marcada en los últimos años. Valga como referencia la cifra del año 2010, cuando los ingresos por habitación disponible en julio fueron de 55,2 euros. En ocho años el RevPAR se ha más que doblado.