El Consell quiere poner freno a la especulación inmobiliaria en suelo rústico, evitar que los usos turísticos se dispersen en el campo y que se cuelen falsos agroturismos que desvirtúen el carácter agrícola de este tipo de negocios en fincas no urbanizables. Es por ello que en el nuevo Plan Territorial Insular, que se prevé aprobar inicialmente en mayo, establece una serie de limitaciones que afectan tanto a los parámetros de edificabilidad, como a las condiciones de la actividad que se debe desarrollar.
Para garantizar el funcionamiento efectivo de la explotación agraria en agroturismos y hoteles rurales, los promotores no solo deberán obtener la certificación agrícola de la administración competente para lograr la licencia de apertura, sino que además tendrán que renovar esa certificación cada año natural, asegurando el mantenimiento de la actividad agroganadera.
Siguiendo las recomendaciones pactadas entre el GOB y el Colegio de Arquitectos, el nuevo PTI permitirá destinar a uso turístico todas las construcciones ya existentes ?incluidas boyeras?, siempre y cuando sean edificios considerados de valor histórico rural, anteriores a 1960 y de arquitectura tradicional y se encuentren ubicados en el llamado conjunto tradicional de ses cases, en un radio máximo de 150 metros desde el centro geométrico de la casa principal.