«En Menorca decimos que s'operació ha anat bé, pero madona és morta, y esto es lo que le pasa al producto local, que todo el mundo habla de él pero el sector se desangra». Son las palabras que utilizó el presidente de la empresa Agromenorca, Joan Moliner, para describir lo que está ocurriendo con el sector hortofrutícola menorquín. Lo cierto es que tiene mucho potencial, hay numerosas vías a explorar, el producto de proximidad está en auge y las dietas saludables tienen la fruta, la huerta y las legumbres en el centro, pero en cambio, en Menorca solo se produce el 6,5 por ciento de la fruta que se consume, y el 10 por ciento de la huerta, según desvela el estudio del Consell sobre flujos alimentarios.
Pese a ello, el sector hortofrutícola menorquín tiene gran futuro, pero depende de la unión y de la creación de acciones e iniciativas que generen valor. Hay que mejorar las conexiones entre los productores, pero también entre estos y sector de consumo.
Esta fue una de las grandes conclusiones a la que se llegó este sábado en el VI Foro Mongofra de Economía y Medio Ambiente que este año ha pretendido abrir un nuevo melón, el del sector hortofrutícola. Celebrado en la finca de Mongofra Nou y organizado por «Es Diari» y Mongofre World Heritage, el encuentro generó un interesantísimo debate hasta el punto de poner sobre la mesa varias iniciativas a explorar.
Tanto los ponentes como las autoridades políticas que intervinieron en el Foro coincidieron en que la unificación del sector «es primordial» ya que «si no remamos todos juntos, será verdad que sa madona serà morta», indicaba el conseller de Economía y Territorio, Miquel Company. Hablaba de cooperativismo para dignificar precios y poder crear herramientas efectivas para impulsar canales de comercialización porque «el productor debe preocuparse solo de eso, de producir, y el comercializador, de poner en el mercado el producto». Y sí, decía, «es más caro pero el valor añadido se paga».
La base para incrementar y diversificar la producción está en mejorar la conexión entre los productores, «pero también entre productores y sectores de consumo, a la vez que se hace cada vez más necesaria la creación de figuras de intermediación para la comercialización y para la transformación del producto», apuntaba la técnica de la plataforma Agroxerxa, Eva Cardona. También se refería a la concienciación de la ciudadanía para que entienda la importancia de apostar por Menorca, por el producto local.
La directora del hotel Artiem Carlos, Ana Panera, también hacía hincapié en ello, ya que «el sector tiene un futuro exponencial si entre todos creamos acciones que generen valor añadido». El consumidor valora cada vez más la sostenibilidad y por eso, hay que aprovechar el momento porque «el kilómetro cero tiene una historia que contar, hay que apostar por la agricultura que cada vez demandan más los consumidores».
Esta cadena hotelera menorquina ha hecho una apuesta por la incorporación del producto de proximidad en sus menús. No obstante, «hay mucho recorrido con este sector, es uno de los canales con mayor potencial de crecimiento», aseguraba Joan Moliner, quien indicaba que «aunque el producto local existe, estamos dentro, queda un abismo por hacer» en este nicho de mercado. Y ponía un ejemplo con el que reflexionar. Los hoteles ponen en sus bufetes el zumo de naranja como el imprescindible de los desayunos. La naranja que se consume ahora procede de Suráfrica o de Chile, entre otros enclaves, cuando en Menorca hay sandías que permitirían ofrecer al cliente un zumo de calidad. No significa, apuntaba Moliner, que tengamos que eliminar el de naranja sino incorporar otros, adaptar los menús a las temporadas del producto menorquín.
Moliner informaba que de los tres millones de kilos de fruta y verdura que comercializan en Agromenorca, la mitad se produce en Menorca. La otra mitad debe adquirirse del exterior porque si el consumidor demanda piña, mango o papaya, hay que satisfacerlo o si demanda producto de producción local pero fuera de temporada, también debe traerse del exterior.
Los supermercados son cada vez más sensibles al producto de Menorca y la restauración también muestra implicación. No obstante, donde queda dar otro salto es en la compra pública, ya que «no es coherente el aprecio que existe al producto local con la realidad en compra pública, debe estar más presente», aseveraba Moliner.
En este sentido, Company anunciaba una iniciativa que está cogiendo forma en la que Sa Cooperativa del Camp provee de producto local a la empresa de cátering de la Fundació per a Persones amb Discapacitat, ésta lo transforma y Ashome hace la distribución y compra total.
La falta de relevo generacional, según el productor Tolo Olives, y la competencia de los mercados globales, según Eva Cardona, son algunos de los otros handicaps a superar. Se conseguirá «mediante la concienciación ciudadana», agregaba Cardona.
El anfitrión del Foro, Dimitri Sturdza, abogó por «dar más valor a la tierra para que quien vive de ella lo haga con dignidad» a lo que añadió que «el consumidor lucha por un mundo mejor y la calidad del producto, pero mira el precio, que debe ser justo».