La idea de que la cultura y el arte pueden ser los motores complementarios que impulsen la actividad económica de Menorca en el futuro cobra fuerza. Los ponentes participantes este jueves en el XI Foro Illa del Rei, procedentes de distintos ámbitos, coincidieron en la necesidad de concretar la identidad que se quiere dar a la Isla para encarar el siglo XXI, un trabajo en el que tienen que implicarse poderes públicos y sociedad civil. No es un debate nuevo, pero nunca antes se había hablado tanto de apoyarse en la oferta artística como vía para generar turismo, renta y bienestar para los menorquines, pese a que el paisaje insular y su conservación, tan alabado por todos los conferenciantes, es fuente constante de inspiración.
El hecho de que el foro se celebre en la Illa del Rei, donde ya se realizan a buen ritmo las obras para la apertura del centro de arte Hauser & Wirth, la próxima primavera, sin duda refuerza la idea de que esa es la apuesta correcta, una de las oportunidades que se atisban con claridad para este siglo XXI.
«Menorca cambiará por completo con la apertura de este centro de arte, es una oportunidad increíble, la Isla brillará en los mercados internacionales y atraerá a una clientela muy exigente», aseguró Frédéric Biousse, socio de Les Domaines de Fontenille, la «colección» de casas como el agroturismo de lujo de Alaior. En opinión del empresario galo Menorca, con la llegada de los potentes galeristas de arte, se enfrenta a un punto de inflexión crucial que estará bajo la lupa de medios de comunicación internacionales, un cambio para el que debe prepararse.
En cuanto a nuevas inversiones culturales y las dificultades para tramitarlas y ejecutarlas, Biousse y Foucher anunciaron que renuncian al proyecto cultural que tenían para la cantera de Santa Ponsa, que querían abrir de modo gratuito al público para proyectar películas o realizar conciertos porque las autorizaciones tardarían en llegar 2 o 3 años.
María de Corral, experta en arte, aseguró que está comprobado que la inversión en cultura tiene un retorno, que multiplica los beneficios, «no es un invento, hay muchos ejemplos», y en su intervención se refirió a tres: Lanzarote y la obra de César Manrique, el ya conocido como efecto Guggenheim en Bilbao, que transformó urbanísticamente el entorno de la ría y toda la ciudad, y la reconversión de una isla «pobre y muy polucionada», Naoshima en Japón, como un lugar de peregrinación para los amantes del arte. Ahora bien, Menorca tendrá que aportar singularidad y coherencia a su oferta cultural y, sobre la posibilidad de crear un centro de arte contemporáneo en Alaior fue clara, «hay que pensarlo bien, saber con qué criterios y con qué personas se cuenta, se necesitan expertos, porque el condicionante fundamental es la calidad», aseguró durante el coloquio la comisaria y crítica de arte.
De entre los asistentes surgieron también ideas para sumar a esa Menorca cultural como la promoción de la astronomía, dadas las buenas condiciones para la observación que se dan en la Isla, algo que De Corral celebró aunque eso sí, insistió en la necesidad de coordinar las actividades. La dispersión de las mismas puede llevar a los visitantes a apreciar el nivel de los eventos pero al mismo tiempo «salen con la impresión de estar en cualquier lugar», sin algo que identifique plenamente a Menorca.
Las oportunidades que suponen la cultura y el arte se unen a las ya conocidas que surgen de la preservación de la naturaleza, el paisaje, las tradiciones, el mundo rural y la idiosincrasia menorquina. Razones todas ellas por las que los ponentes han elegido estar en Menorca y mantener el vínculo, de muchos años, con este territorio, con sus luces y sus sombras.
Sin duda el que mejor relató todas las sensaciones y sentimientos que la Isla despierta en él fue el embajador de España, Manuel Alabart, quien sin embargo insistió en que debe buscarse el término medio entre mantener el «alma» de Menorca y la necesaria modernidad.
Desafíos y energía
El transporte, recurrente, surgió de nuevo como una cuestión a mejorar, pero también, en la era digital, el imperativo de la conectividad, la cobertura telefónica, el acceso a internet en todo el territorio insular. Alabart insistió en este reto; también lo hizo María de Corral.
La ponencia de Jorge Fabra sobre la transición energética fue la más técnica y despertó un enorme interés del público, dado que se impulsa el plan Menorca 30 para promover el autoconsumo y la generación de energía limpia. Fabra aseguró que la transición energética será una palanca de cambio del modelo productivo menorquín «creando empleo de calidad y nuevos nichos para el emprendimiento». Después de poner el dedo en la llaga de los gases contaminantes que se generan en Menorca, «aunque los vientos se lleven fuera de la isla los contaminantes que emitimos», Fabra subrayó que este plan Menorca 30 situará la Isla en la vanguardia de la transición energética.
El XI Foro Menorca Illa del Rei reunió a unas 500 personas en el recinto del antiguo hospital de este enclave del puerto de Maó. Al encuentro, una cita ya ineludible del verano menorquín, asistieron la presidenta de Editorial Menorca, Carmen Serra, y el obispo de Menorca, Francesc Conesa. Asimismo reunió a una importante representación de la sociedad menorquina y a veraneantes conocidos como Mercedes Milá, Josema Yuste o Susana Gallardo junto al ex primer ministro de Francia, Manuel Valls. Entre las autoridades políticas, la presidenta del Consell, Susana Mora, el conseller del Govern, Marc Pons, los alcaldes de Maó y Alaior, Héctor Pons y José Luis Benejam, respectivamente, la senadora Carme Garcia Querol, y el diputado Pau Morlà.