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Adiós multitudinario y emotivo a Santiago Pons Quintana

El párroco de Alaior destaca las convicciones, el espíritu y ejemplo del empresario alaiorenc

La familia Pons Quintana encabezó la noche de este viernes el duelo en una misa exequial a la que asistieron personas de toda la Isla para despedir a un menorquín que deja huella en muchos ámbitos | Javier Coll

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La misa exequial oficiada este viernes en la iglesia parroquial de Santa Eulàlia de Alaior dedicada a Santiago Pons Quintana puso de manifiesto el aprecio y la popularidad de quien ha protagonizado una trayectoria clave y decisiva para configurar la Menorca de las últimas décadas.

Una despedida sobria, emotiva y multitudinaria, que reunió a centenares de personas de Alaior, entre los que destacaban los empleados de la fábrica Pons Quintana, y una amplia representación de la sociedad, la economía, la cultura y la política menorquinas. El párroco Bosco Martí, que concelebró con Josep Manguán, rector de la Catedral, y el misionero Manolo Bonet, se refirió al compromiso cristiano del fundador de la fábrica Pons Quintana, y destacó sus convicciones, espíritu y actitud ejemplar. Sobre el ataúd, un ejemplar del «Libro de mi vida», en el que Santiago Pons Quintana desgrana sus vivencias familiares, historias personales y los éxitos conseguidos. El momento más emotivo, que fue cerrado con un vibrante aplauso, consistió en la lectura, a cargo de su nieto Santiago Pons-Quintana Sugrañes, de los párrafos finales de este libro. En un respetuoso silencio los asistentes escucharon estas frases de quien fue definido por el presbítero Bosco Martí como un «hombre bueno»: «deseo ver crecer a mis nietos como he visto crecer a mis hijos, hacerse hombres y mujeres y afrontar los desafíos de la existencia. Deseo ver a mis hijos convertidos en patriarcas sosegados, doblegados todos los pequeños o grandes escollos que se hayan tropezado en su camino, conformando un hermoso clan familiar».

Escribió Santiago: «deseo lo mejor a todo el mundo, a esta pequeña y entrañable tierra de Menorca que me vio a nacer, a este país convulso de mi niñez que es España. Deseo lo mejor a todos, a nuestros operarios, a mis conciudadanos, a ese hombre desconocido de la calle que puedo encontrarme en cualquier lugar y que es mi prójimo. Deseo apurar la existencia con Inés, con el calor de todos los míos, el amor de mis recuerdos. Amor, paz y prosperidad para todos».

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