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Pandemia de coronavirus

El temor al contagio vacía las calles de Menorca y golpea un comercio ya debilitado

Poca actividad en el centro de Maó | Gemma Andreu

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La gente está muy asustada. No pasan ni coches. Fatal. No hay gente. Llevamos dos semanas de pena. Es el monotema. No se habla de otra cosa. Estas son algunas de las primeras palabras que pronuncian los comerciantes de tiendas ubicadas en el centro de las dos grandes ciudades de la Isla cuando se les pregunta si el coronavirus está teniendo efectos a pie de calle. Sus mensajes reflejan el temor que existe entre la población que está evitando exponerse. El miedo a ser contagiados o a contagiar ha acabado vaciando las calles y a enfriar, o incluso congelar, la actividad del pequeño comercio que, ya de por sí, vive un momento de grandes dificultades. A la lucha de David contra Goliat se le suma ahora otro cíclope difícil de combatir.

«Llevamos unos días muy malos, no hay gente por la calle, no ves a nadie y los pocos que hay no entran», asegura una empresaria de Ciutadella quien considera que este freno de la actividad no obedece tanto a la psicosis por contagiarse sino por el temor a una caída drástica de la economía y a la incertidumbre laboral, lo que se traduce en un mazazo para los negocios. Otra empresaria de Maó aseguraba estar «asustada por el turismo». Se refiere tanto a la caída de visitantes como a la consecuente bajada del número de trabajadores. Hay que recordar que el sector comercial es el que mayor número de afiliados a la Seguridad Social soporta con 5.600 trabajadores.

«El comercio de Menorca está sufriendo mucho y si a ello le añadimos ahora esto...», reflexionaba otro empresario de Maó. A lo que una comerciante de Ponent agrega que «la época ya es rara de por sí pero por nuestra calle no pasa nadie, está más vacío de lo normal».

Desde un local de restauración apuntan que «es difícil decir a qué obedece, pero llevamos un par de días de menor actividad, la gente se ha asustado, pero hay que tener en cuenta que el centro de Maó se está muriendo» a lo que agregaba que «es monotema».

Unos pocos comercios aseguraban no haber notado cambios en su caja de resultados. Quizás por el tipo de negocio, quizás por contar con un cliente más fiel.

Muchos empresarios hacen referencia a los turistas del Imserso, principales clientes en una época de poca actividad. Estos días ya han notado una bajada de su presencia «entre que no salen del hotel y que han llegado menos». Auguran una catástrofe de cara a las próximas semanas cuando estos turistas sénior desaparezcan de la Isla. «Estos meses trabajamos con el Imserso y esto vuelve a ser enero», lamenta una comerciante de Ciutadella. No obstante, en Maó eran aún ayer los únicos que daban un halo de aire fresco a una ciudad desangelada.

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