La escalada de medidas de contención para evitar la propagación del coronavirus –y en especial el cierre de las universidades– ha provocado una repentina e inesperada operación retorno a Menorca. Un fin de semana que no estaba marcado en ningún calendario a terminado equiparándose al inicio de un gran periodo vacacional, con la consiguiente demanda de vuelos para volver a Menorca y la habitual reacción de las compañías aéreas –o más bien de los algoritmos que se encargan de establecer los precios–. Consecuencia: las plazas se agotan rápidamente y los billetes en frecuencias con asientos vacantes se disparan.
Muchos de esos viajes de retorno a Menorca los están protagonizando menorquines que estudian en Barcelona y que se han encontrado con la peor de las combinaciones, compra con poca antelación en días de gran demanda y para una ruta en la que solamente opera una compañía: la tormenta perfecta. Si los precios para viajar de Barcelona a Menorca en un domingo cualquiera se mueven entre los 25 y los 45 euros sin descuento de residente, los billetes para viajar hoy se movían ya desde el viernes entre los 320 y los 420 euros. Se han multiplicado prácticamente por diez.