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Menorquines con acento

Beverley Ward: «Estoy segura de que los británicos volverán»

La inglesa conoce Menorca por tierra, mar y aire y se siente muy identificada con el trabajo de los voluntarios que recuperan el hospital de la Illa del Rei

Beverley Ward leva más de cuarenta años en Menorca | Gemma Andreu

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Nació en...

— El condado de Dorset, sur de Inglatrerra, en 1952.

Actualmente vive en...

— Pou Nou, en Sant Lluís.

Llegó a Menorca...

— En 1978, por primera vez.

Ocupación

— Jubilada.

Ha trabajado

— Guía turística, profesora de inglés y agente inmobiliaria.

Su lugar favorito en la Isla es…

— Pou Nou y la Illa del Rei.

Unas vacaciones de verano a la isla más británica, hace 42 años, fueron su primer contacto con esta tierra, que ha convertido en su hogar. Además, sus profesiones le han permitido conocer Menorca por dentro, más allá de la mirada curiosa de los turistas. Por tierra, ha ejercido de guía turístico. Por mar, ha descubierto no hace mucho el placer de la natación de competición. Y por aire, es piloto de avioneta, lo que siempre da una perspectiva distinta a la imagen que uno se hace del territorio insular. Estas pasiones se completan con su compromiso con la rehabilitación del antiguo hospital inglés de la Illa del Rei, hasta el punto de que es una de los patrones de la Fundación.

Lleva más de cuarenta años en Menorca. ¿Cuando le preguntan de dónde es, usted qué contesta?

—Nunca olvides tus orígenes, pero después de tantos años aquí me siento muy integrada y siempre muy bien arropada por la comunidad menorquina.

Cuéntenos cómo fue su primera visita a Menorca.

—Después de unas vacaciones de verano en 1978, me ofrecieron un trabajo de guía turístico con Horizon Holidays, y volví al año siguiente para lo que pensé que iba a ser una sola temporada en Menorca.

¿Por qué decidió quedarse a vivir en la Isla?

—Me enamoré de Menorca y de un menorquín, nos casamos y tuvimos tres hijos. ¡Buena razón para quedarme!

¿Qué es lo que más le atrae de Menorca?

—El clima, la tranquilidad, la gente, las playas, el estilo de vida, todos estos factores forman un conjunto que representa la vida aquí.

Ha trabajado como guía turística. De lo que ofrece Menorca, ¿qué cree que interesa más a los turistas?

—Las bonitas playas y calas de Menorca siempre serán un atractivo principal, el hecho de estar a solo dos horas de vuelo desde muchos centros de Europa es importante, sin olvidar cosas tan interesantes como la gastronomía, la rica historia de la Isla y las opciones de ocio.

Hay siempre cierto debate sobre los cruceristas, con los que usted también ha trabajado. ¿Cree que es interesante el turismo de cruceros?

—Todo depende si la Isla tiene suficiente beneficio económico de su visita.

Con la visión de una guía turística, ¿qué habría que mejorar en Menorca para que la experiencia de quienes nos visitan fuera algo que recordar?

—Pienso que hay un gran potencial deportivo, empiezo a ver más eventos de triatlón, carreras, ciclismo, regatas etc. Este tipo de eventos puede traer mucha gente fuera de la temporada alta. Habría que potenciarlo.

Menorca es la isla más británica. Compartimos un siglo de historia común. ¿Cómo aprovechar este bagaje cultural?

—Los británicos se sienten cómodos aquí, están encantados de ver los rasgos del pasado británico, ya sea en la arquitectura o la lengua o en los lugares históricos.

Perdemos residentes británicos, tras la crisis económica y el brexit. ¿Se podrá recuperar?

—Estoy segura de que volverán, Menorca siempre será la isla más querida de las Balears y los británicos necesitan su dosis de sol.

Ahora muchos nuevos propietarios son franceses. ¿Sigue siendo interesante para un británico comprar una vivienda en Menorca?

—Por supuesto, aunque los franceses nos han salvado el mercado inmobiliario mientras los británicos estaban inmersos en el brexit y con toda la incertidumbre que eso conlleva. Volverán pero tenemos que ver la situación económica en los distintos países de Europa y el cambio de moneda después de la covid-19 y del brexit.

Usted es uno de los patronos de la Fundación de la Illa del Rei. Desde 2005 lleva colaborando con la recuperación del antiguo hospital británico. ¿Qué valora de este proyecto?

—La Isla del Rey es un proyecto único, me da una ilusión y una satisfacción enorme al ver como los voluntarios han transformado y dado una nueva vida a este pequeño islote en medio del puerto de Maó. Ha sido una metamorfosis de una ruina abandonada a convertirse en un centro de cultura y historia para todo el mundo.

El proyecto de Hauser & Wirth ha despertado muchas expectativas. ¿Cuál es su opinión?

—Tenemos mucha suerte que se hayan fijado en esta Isla, parecía un sueño imposible al principio. No me queda la menor duda, sobre todo después de ver su proyecto en Somerset (Inglaterra), que el beneficio para Menorca será considerable en muchos ámbitos.

¿Cuál es su labor como voluntaria de la Isla del Rey?

—Hace muchos años Luis Alejandre me pidió ayudar como un puente con los voluntarios británicos, le ayudo en traducir su discurso durante el desayuno, traduzco y envío el informe de cada semana a unas cien personas que prefieren recibirlo en inglés, y estoy cada domingo como guía inglés. Pero como todos los voluntarios, hay que estar preparado para ayudar donde sea y en cualquier cosa necesaria los domingos.

Usted tiene el título de piloto deportivo. ¿Cómo entró en el mundo de la aviación?

—Siempre me he sentido muy atraída por los aviones y entré de joven en el Ejército del Aire para estar más de cerca a ellos. Por fin en 1994 me fui al Aeroclub y empecé las clases para pilotar. Nunca he perdido este sentimiento de la magia de volar por el cielo. Ahora formo parte de la Junta Directiva del Aeroclub.

Menorca desde el aire tiene otra perspectiva. Incluso puede ser una buena forma de enseñar una finca a un posible comprador.

—La gente que ve Menorca desde 1.000 pies está sorprendida por lo verde que es y con tanta zona boscosa que no se puede apreciar desde la carretera o desde el mar. Desde luego se ve de maravilla una finca rústica y todo lo que hay alrededor.

También es usted aficionada a la natación, incluso está compitiendo en algunas modalidades. ¿Cuál es su especialidad?

—He nadado por mi cuenta desde pequeña, pero empecé a competir con un poco de retraso a los 64 años con el Mallorca Open Masters y gracias a mi jubilación he tenido más tiempo para entrenar con el Club de Natación Maó. La natación, la marcha nórdica y la bici me encantan. Después de practicar estos deportes te sientes con una energía y con una actitud más positivas que nunca.

Ha participado en algunas pruebas de fondo como la travesía de Biniancolla a Punta Prima. ¿Una competición dura?

—En realidad esta travesía es un placer, siempre que no te topes con las medusas durante el recorrido. Lo que sí de verdad es dura es la travesía del puerto de Maó en diciembre, el frío te quita la respiración.

Usted es una viajera de largo recorrido y seguramente con experiencias muy interesantes.

—Aunque me encanta vivir en Menorca, siempre me ha gustado viajar. He tenido mucha suerte al poder conocer un monasterio budista en las montañas de Nepal donde fui cinco veces como profesora de inglés y luego para preparar dos diligencias de un proyecto suyo. También fui dos veces a Camboya para ayudar en un centro de refugio y rehabilitación de animales. Estas experiencias dejan una huella en tu vida y lo que me ilusiona es poder seguir con nuevos e interesantes viajes y experiencias.

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