Solo dos de las 31 empresas baleares que han respondido al llamamiento del Govern para fabricar material de protección sanitaria son de Menorca. La consulta abierta el pasado 24 de abril por la Conselleria de Transición Energética y Sectores Productivos ha despertado de momento poco interés en el sector manufacturero menorquín, que sí se volcó en la producción de mascarillas y batas durante los momentos más duros de la pandemia para ayudar a la protección de los sanitarios, pero que ahora en su mayoría vuelve a dedicarse a levantar sus propios negocios. Así lo manifestaron ayer desde las dos grandes firmas de calzado de la Isla, Mascaró y Pons Quintana.
Sin embargo otra empresa de calzado, Capó Triay, que comercializa la marca Homers, sí ha decidido presentarse a este proceso abierto por el Govern e incorporarlo a su línea de negocio si supera la validación del Servicio de Salud. Hay que tener en cuenta que la exigencia de calidad es máxima al tratarse de los equipos de protección para los profesionales sanitarios que atienden a pacientes con covid-19 o sospechosos de portar el virus.
No se habla de los precios irrisorios a los que el Govern pagará a estas empresas por las mascarillas y batas confeccionadas. La realidad es que todas las empresas se volcaron cuando hacía falta material urgente, y se fabricó desinteresadamente. Ahora las empresas en una situación muy crítica no se pueden permitir fabricar para vender a 1/3 del precio de coste, precio definido por el Govern. Se han reído a la cara de las empresas industriales nuevamente. Con esto no se quiere ayudar al sector industrial, se quiere utilizar al sector industrial para fabricar las mascarillas que necesitará el tan amado (y no digo que no sea necesario) sector turismo.