Aquellos alumnos de autoescuela que vieron interrumpido el proceso lectivo para obtener el carné de conducir en la Isla comenzaron esta semana a recuperar el tiempo perdido. El examinador que trabaja en Menorca reinició los exámenes tres meses después de la cancelación de la actividad debido al coronavirus, por lo que en dos o tres semanas podría normalizarse el flujo de alumnos que las autoescuelas envían a examinar, a razón de cuatro por profesor cada diez días aproximadamente.
Las 14 autoescuelas existentes en Menorca han reanudado ya su actividad. De hecho, pudieron reabrir sus establecimientos el pasado 25 de mayo manteniendo los límites de aforo y el cumplimiento de las normas de higiene, lo que ha supuesto una reorganización obligada, en algunos casos. «Después de cada práctica hemos de limpiar y desinfectar todo el coche, y en el aula la capacidad debe ser del 30 por ciento», recuerda Tolo Frau, de Autoescuela Juris, en Ciutadella.
No se ha producido un colapso de opositores al carné, ya que cuando se produjo el cese obligado de la actividad, en marzo, «no era una época de demanda excesiva, y ahora les vamos dando salida», señala Toni Sans de Autoescola Es Castell.
Normalmente se examinan 14 personas al día, y ahora, debido a la desinfección del coche tras cada alumno, esa cifra se verá reducida a once o doce por el tiempo dedicado a esta tarea, indican los responsables.
El orden de los alumnos para examinarse se determina por la antigüedad de la autoescuela, señala Beatriz Marín, de la Autoescuela Es Ramal, de Alaior. «No se ha producido un colapso, pero si ahora hay muchos suspensos, sí se pueden juntar con los nuevos», indica.
Cuando aumenta la demanda en ocasiones se desplaza otro examinador desde Palma para dar salida a los alumnos, o en los exámenes de moto que precisan dos personas.
Ahora se inicia la temporada alta, con el regreso de los estudiantes, «aunque al haber habido menos trabajo, hay menos dinero para inscribirse», dice Miriam Bosch, de Autoescuela Ciutadella.
Todos coinciden en la preocupación del sector cuando finalice la temporada estival. «Ahora estamos en cifras prácticamente iguales a las de cada año, pero cuando llegue septiembre veremos qué pasa», indica Beatriz Marín. El hecho de que haya menos trabajo en verano «puede incidir en que perdamos matrículas de personas que se apuntan cuando acaban la temporada».