El pleno del Ayuntamiento de Es Migjorn Gran aprobó ayer su salida del Consorcio de Protección de la Legalidad del Suelo Rústico de Menorca, con los previsibles votos en contra del PSOE, después de un debate tenso, abrupto, cargado de reproches, interrupciones y dudas planteadas por la oposición, que consideró no resueltas. El PP expuso sus criterios de proximidad, eficiencia y coste cero.
La portavoz del PSOE, Pilar Pons, hizo un último intento para intentar frustrar la salida de Es Migjorn del Consorcio al pedir a las tres concejalas del PP que no son Ramón Verdú ni la alcaldesa Antònia Camps que se abstuvieran en la votación. Lo hizo tras recordar que Verdú y Camps tuvieron expedientes abiertos en el Consorcio en el pasado por infracciones en su vivienda y que esto «nos escama mucho, no es ético ni transparente». El intento desesperado no surgió efecto. Esther Triay, Tamara Rotger y Adriana Moll votaron a favor, sin fisura alguna en las filas del PP.
El PSOE basó su crítica en el planteamiento de dos dudas: a quién beneficia realmente la salida de Es Migjorn del Consorcio y cuál es el coste que supone para el municipio, tanto en personal adicional como a la hora de saldar cuentas con el propio organismo insular, con el preceptivo balance de gastos e ingresos.«Podría salirnos a pagar», apuntó Pilar Pons. Los socialistas preguntaron más que criticaron de forma directa, con la intención de dejar en evidencia lo que interpretan como arbitrariedad de la medida. «Demuestren que es beneficioso para el pueblo», retó la portavoz.
El concejal de Urbanismo, RamónVerdú, a lo primero respondió que el beneficiado es el ciudadano de Es Migjorn, que gana proximidad en la gestión. A lo segundo, insistió en que la salida tiene coste cero, porque «de aquí a final de año lo podemos asumir con el personal actual, hay muy pocos expedientes en marcha».De cara a próximos ejercicios también expresó su esperanza de no tener que incrementar costes «si no hay un boom», aunque existe partidas para hacerlo. «Esto no es el Consell insular», espetó Verdú al contragolpe.