Los inspectores del Govern y el Consell, junto con las fuerzas de seguridad, han levantado 28 actas de sanción en lo que va de verano a establecimientos de ocio por incumplir las medidas sanitarias para prevenir el contagio de la covid-19.
Son cuatro los fines de semana en los que se ha desarrollado ya esta campaña coordinada por el Govern, que empezó el 10-11 de julio y que el pasado fin de semana, el primero de agosto, se saldó con 11 actas por incumplimientos, relacionados con excesos en el aforo, con la falta de distancias o de limpieza, la no utilización de mascarillas por parte del personal o por prescindir de información al público y señalización adecuada. Es el fin de semana que más actas de sanción se han abierto en Menorca (en todos los locales inspeccionados), que empezó con solo dos y pasó a siete sanciones el 17-18 de julio, luego a ocho el fin de semana del 24-25 y ahora 11 actas.
Vigilancia de horarios
Las policías de Maó y Ciutadella realizaron un especial seguimiento del cumplimiento del horario de cierre, las 2 de la madrugada, de los locales de ocio, tanto en el centro como en los puertos. Así, en la noche del sábado 31 al domingo 1 de agosto, la Policía Local de Ciutadella denunció a dos locales por saltarse la hora de cierre, uno de ellos en el casco histórico y otro en el Pla de Sant Joan. Además se presentaron siete denuncias a personas que no hacían uso de la mascarilla.
En Maó se levantaron asimismo dos actas en locales, ambos situados en la zona de la antigua estación marítima, y ocho denuncias por no usar mascarilla. Este municipio estrenó el dispositivo especial para los viernes y sábados con cinco agentes de Policía Local, cuatro de Policía Nacional y otros cuatro de Policía Portuaria, además de contar con presencia en las playas para evitar botellones como los ocurridos hace dos semanas en Es Grau y Sa Mesquida. Este primer fin de semana de agosto transcurrió con relativa tranquilidad y sin aglomeraciones gracias a esta vigilancia policial. El temor al contagio de la covid-19 no ha hecho mella en las ganas de fiesta.
Las policías locales detectan que los jóvenes se organizan a través de redes sociales o aplicaciones de mensajería, lo cual hace difícil detectar estos botellones, o bien se trasladan en grupo a casas particulares para seguir la juerga. Las quejas de los vecinos afectados por las fiestas nocturnas en chalés suelen delatarles.