Fue hace justo un año, el 10 de agosto, en el mismo lugar, o también en julio de 2018, cuando el mal crónico de la playa de Cala en Porter se manifestó de nuevo. Y así podríamos retroceder en el tiempo para hallar la coincidencia en el desagradable color que tiñe la hermosa playa alaiorense. El verde oscuro sustituye al azul turquesa como consecuencia de la alineación de factores que provocan la coloración para desespero de residentes, especialmente.
La microalga Alexandrium taylori aparece en el mediterráneo en días de alta temperatura cuando se trata de bahías de escasa profundidad, en una tipología de playa tan singular como la de Cala en Porter marcada por los dos acantilados que la cierran. El viernes se desplegó el color verdoso en una parte de la playa que poco a poco se fue extendiendo al resto de la bahía y este lunes todavía continuaba siendo apreciable a la vista.
Las analíticas, informan desde el Ayuntamiento, indican que el agua es apta para el baño a pesar de la desagradable percepción visual.
Hoteleros de la zona consultados por este diario aseguran que no hay quejas entre sus clientes, como sí las hay entre residentes habituales en la urbanización de Alaior. Sin embargo, este año la oferta hotelera se ha reducido también en Cala en Porter debido a establecimientos que han permanecido cerrados.
La bomba de impulsión instalada el año pasado funciona las 24 horas del día para hacer circular el agua fría situada en el fondo hacia la superficie. Es el único recurso para combatir esta alga. «Funciona correctamente, pero en según que casos la bomba se ve superada», admiten tanto el alcalde, José Luis Benejam, como la concejal de Urbanizaciones, Maria del Mar López.
El primer edil lamenta la coloración verdosa «que no tiene que ver con la óptima calidad del agua». Benejam sostiene que «luchamos con todo lo que podemos para evitar esta coloración aunque se trata de un fenómeno natural que sucede en otras muchas playas similares».