El mercado del alquiler residencial no se ha inmutado. Mientras la crisis económica provocada por la pandemia de covid-19 ha provocado que en el resto de Balears empiece a aflorar nueva oferta de viviendas y en consecuencia los precios se moderen, el sector inmobiliario menorquín no está registrando movimientos significativos en un mercado que desde hace años arrastra graves problemas de escasez de oferta y precios elevados que pocas familias se pueden permitir. Con la perspectiva de que la emergencia social vaya en aumento a medida que se recrudece la situación de miles de menorquines que se han quedado en paro o han visto recortados sus sueldos, el cuello de botella del acceso a la vivienda sigue sin ensancharse.
La semana pasada el portal inmobiliario Idealista.com publicaba un estudio esperanzador para las miles de familias que buscan con desespero una vivienda asequible y que no pueden recorrer a la compra ante las condiciones de crédito de las entidades bancarias. Según los estudios comparativos del portal, la oferta de vivienda de alquiler en Balears ha crecido nada menos que un 62 por ciento desde que se desató la pandemia el pasado mes de marzo. El frenazo a las operaciones de alquiler y el parón de la actividad turística son las causas principales, según Idealista.com. Pero ninguna de esas tendencias se ha dejado notar en Menorca.
En Menorca no
«Quizá esa realidad se dé en Eivissa y eso desvirtúa los datos de Balears, pero aquí en Menorca no podemos hablar de ningún incremento significativo de la oferta», explica José Pons, de Bonnin Sanso, quien recuerda que tampoco las restricciones de la zonificación del alquiler turístico hicieron aflorar nueva oferta en su momento. «Las viviendas que se alquilan turísticamente en Menorca difícilmente entrarían en el mercado residencial», advierte. Sin algo más de oferta es difícil que bajen los precios: «Quizá sí se negocia un poco más y si se tiene que reajustar se reajusta a la baja, pero no hay cambios significativos».