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«La creatividad con un punto de riesgo va a contar mucho ahora»

Alex Pella aporta su experiencia náutica para lanzar su mensaje en un contexto de pandemia

El navegante catalán durante una de sus travesías a vela en solitario.

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Acumula más de 300.000 millas navegadas por todos los océanos del planeta, que equivalen a diez vueltas al mundo. Ha sido el único español en ganar un regata oceánica en solitario, La Ruta del Ron, y una trasatlántica entre Saint Dolent y la isla de Guadalupe. El currículum lo redondea con el récord de velocidad absoluto de la vuelta al mundo a vela y la circunnavegación más rápida del planeta, en 40 días. Ha venido muchas veces a Menorca, siempre por mar, ahora es la primera que llega en avión.

¿Qué enseña la navegación para la lucha diaria en tierra?
—Te enseña a vivir en un medio hostil, en el que tienes que ser autosuficiente y organizado, controlar la alimentación y el agua, resolver tú mismo las averías y valorar mucho las cosas cuando llegas a tierra.

¿Por ese guion circulará su intervención en Innovemfest?
—En mi caso, explicaré cómo he conseguido construir una carrera oceánica -de éxito, aunque no está bien que lo diga yo- en un contexto sin cultura ni tradición náutica establecida. Son veinte años de carrera con resultados increíbles que me sorprenden.

¿Cuál ha sido su peor momento navegando en solitario?
—He navegado en todo tipo de barco, pequeño, mediano, grande y muy grande, en solitario y con tripulación. Son muchos años, muchas millas y muchos percances, claro. No me gusta mucho hablar de esto, pero me lo preguntas y te lo cuento, fue un accidente muy grave que marcó un poco luego mi forma de navegar.

Cuéntelo.
—El peor accidente lo viví no hace mucho en un trimarán, que es uno de los multicascos más rápidos que hay, volcó, estábamos 200 millas al sur de Terranova, yo estaba fuera y con el vuelco me quedé atrapado bajo el casco, el agua entre cero y cinco grados. La situación fue muy complicada, salí pero casi me quedo. Es un accidente que te marca, sobre todo porque ocurrió cuando estaba preparando con otra embarcación el récord de la vuelta al mundo, que conlleva un límite de riesgo muy alto, de ir a tope, y pensé que me frenaría.

¿Adquirió más prudencia?
—Sí, claro. Pero resultó gracioso porque mucha gente con más experiencia me dijo que no me preocupara, que un caso así no me podía frenar. Haciendo autocrítica, piensas que es una experiencia positiva y he aprendido con todos los que he navegado que este tipo de sucesos lo han sufrido también.

Desde su experiencia, ¿mejor en solitario o en equipo?
—En solitario tienes la ventaja de que te ahorras todos los problemas de la convivencia humana. En cambio, cuando tienes un problema serio y lo quieres resolver rápido no puedes tú solo, has de ordenar las prioridades e ir paso a paso. En tripulación te acompaña buena gente y no es que haya más manos, sobre todo hay más cabezas para ayudar a tomar una solución correcta.

¿Qué ventajas tiene navegar en solitario?
—Me gusta mucho porque es una experiencia apasionante, engancha mucho. Tiene una cosa muy buena a nivel psicológico, cuando las cosas van bien es mérito tuyo, te crees un superhombre. En cambio, cuando van mal, todo es culpa tuya. Ambas dimensiones te ayudan mucho a relativizar las cosas del día a día, ni eres tan bueno ni tan malo.

¿Y en tripulación?
—Una de las cosas que más valoro es el aprendizaje de mis compañeros, he tenido la suerte de navegar con gente increíble en los últimos años y he hecho de esponja, me he abierto sin complejos y he aprendido.

¿Qué teme más, la intemperie que ha conocido en los océanos o la intemperie pospandémica a la que se enfrentan empresas y trabajadores?
—Lo que estamos viviendo es una situación bestial que nadie se esperaba. Nadie ha dado todavía con la clave para salir de esta. En el mar he logrado salir bien parado de situaciones peligrosas, las he controlado, lo que estamos viviendo en la calle ahora me impresiona por la situación misma y las consecuencias que deje.

¿Cuál es su mensaje en esta situación?
—Creo que va a contar mucho la creatividad, aprovechar la oportunidad con un componente de riesgo, no un salto al vacío. Es un mensaje que puedo trasladar por experiencia propia.

¿Le ha supuesto sacrificio?
—No soy bueno en el sufrimiento, lo que he conseguido ha sido disfrutando y pasándomelo bien, no lo entiendo de otro modo.

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