Desde este martes y hasta el día 28 Menorca estará en el nivel 3 de riesgo alto de propagación de la covid-19, lo que supone una nueva vuelta de tuerca para la hostelería, que debe reducir sus mesas a seis comensales –el grupo máximo permitido–, e implica también la reducción de aforos en comercios y gimnasios. Tanto en el pequeño comercio local como en los grandes supermercados eso supone extremar el control del número de personas en el interior. Ambos sectores lo tienen asumido y cuentan con la costumbre adquirida ya por los consumidores, después de diez meses de pandemia, de esperar en el exterior de las tiendas.
«No creo que entrar en este nuevo nivel vaya a empeorar mucho la situación, es ya tan mala que bajar un poco más el aforo no se va a notar, teniendo en cuenta el histórico y la reducción de facturación que se ha tenido», afirma Vicente Cajuso, presidente de la Asociación de Comerciantes de Menorca (Ascome). «Nunca tienes el aforo completo y a los clientes no les importa esperar y hacer cola, están concienciados», explica.
Para la patronal de las grandes superficies, Anged, la decisión de Balears está «en la línea de lo que se adopta en otras comunidades, y las empresas están preparadas para el control del aforo, es lo que se ha venido haciendo desde marzo». No obstante, desde Anged insisten en que el comercio es «un entorno seguro», ya que solo un 0,8 por ciento de los contagios en el ámbito laboral se dan en este sector, y eso que se está en contacto directo con los consumidores.
En cuanto a los gimnasios, el presidente de la Asociación de Empresas de Servicios Deportivos de Pime-Menorca, Juan Pons Orfila, recuerda que la reducción de aforo del 50 al 30 por ciento se aplica a espacios de riesgo alto, es decir, con escasa ventilación. En aquellos con una buena ventilación se sigue permitiendo el 50 por ciento de aforo. El riesgo también se mide en función del tamaño del local, por norma general debe existir un espacio de 4 metros cuadrados por persona.