La pandemia de la covid-19 vació los establecimientos hoteleros en 2020. El número de pernoctaciones de turistas durante el año pasado se desplomó, con lo que se pasó de las 4.079.721 noches facturadas en 2019 a 658.541, una sexta parte. Los datos de la encuesta de ocupación hotelera publicados por el Institut d'Estadística de les Illes Balears (Ibestat) indican, sin que pueda sorprender a nadie a estas alturas, que el verdadero descalabro se produjo en las camas ocupadas por los visitantes internacionales, que pasaron de 3 millones y pico de pernoctaciones (3.239.278) a quedarse tan solo en el pico (231.536).
La magnitud de la tragedia hotelera se visualiza con las comparativas. El total de pernoctaciones en establecimientos de alojamiento en el conjunto de 2020 está ligeramente por debajo del número de noches facturadas solo durante el mes de septiembre de 2019, fuera del núcleo duro de la temporada. El volumen de pernoctaciones de agosto de 2020 (290.672), el mes con más turismo, se queda unas 20.000 por debajo de octubre de 2019, en el epílogo de la campaña vacacional.
El turista nacional fue el artífice de la mínima actividad que se registró en las habitaciones de los hoteles de la Isla. De un año a otro, la cifra de noches facturadas a viajeros españoles menguó a la mitad: de 840.443 a 427.005. Son dos tercios del total. Incluso en agosto se consiguió que los españoles alojados en negocios de la Isla (174.562) se aproximara algo a los 205.507 estancias facturadas en el mes punta de 2019.
Estancias más cortas
En la tormenta perfecta que supuso para el sector del turismo la sucesión de medidas para la restricción de la movilidad también arreció la prudencia en el gasto. Así las cosas, la estancia media de los turistas que hicieron reserva en algún establecimiento hotelero de la Isla descendió de los casi seis días de 2019 (5,94) a 3,96. De prácticamente una semana de vacaciones a apenas un puente. En agosto estas estancias medias repuntaron hasta los alrededor de cinco días de permanencia en Menorca.
Una de las consecuencias más visibles de esta paupérrima actividad ha sido los hoteles que ni han abierto. Durante 2020 el promedio de establecimientos activos ha sido del 14,48 por ciento, cuando el año anterior fue del 47,44 por ciento. Incluso en agosto solo estaban disponibles seis de cada diez camas, cuando en un año normal el porcentaje ronda el absoluto. El nivel de ocupación sobre la planta abierta descendió el año pasado del 70 al 37 por ciento, mientras que si el porcentaje se calcula sobre las plazas existentes, el desplome es del 33 al 5 por ciento.