La apertura de las agendas a los pacientes, con la petición de citas sin el cribado telefónico que impuso la pandemia, significa para algunos profesionales un paso atrás en la gestión de las consultas de Atención Primaria. A partir del día 17 los usuarios podrán pedir cita por internet o por teléfono y, en este último caso, se les ofrecerá la posibilidad de resolver su problema con la llamada o si prefieren, se les apuntará para acudir de manera presencial a la consulta. Y la tercera vía será acudir al mostrador de admisión. En resumen, se regresará al sistema de siempre, muy demandado por los ciudadanos pero que en opinión de los médicos consultados por «Es Diari», implica perder la oportunidad de descongestionar, y que no lleguen al facultativo las cosas que, en realidad, no le compete o no puede resolver.
La atención telefónica, opinan, se podría mantener como método para cribar las citas, eso sí, con una estructura mucho más reforzada que la actual.
«La consulta telefónica como única herramienta es un mal plan, pero es muy útil para el cribado, que una persona del centro de salud te pueda orientar, gestionar la demanda y ayudar a los pacientes», afirma Elena Muñoz, médico de familia y presidenta de la Societat Balear de Medicina Familiar i Comunitària (Ibamfic), «pero para eso se necesitan más administrativos y más formados, si estamos cribando por teléfono médicos y enfermeros es doble trabajo».
El triaje telefónico, opina, es óptimo para «encauzar el problema» y ya que se había comenzado a potenciar y a experimentarlo debido a la pandemia de covid-19, «se podía haber apostado por filtrar y orientar al paciente, pero en lugar de eso se abren las agendas al ciudadano», manifiesta Muñoz, quien añade que «las visitas presenciales ya las tenemos, la diferencia es que a partir del lunes no van a ser filtradas por nadie». El triaje de centro, añade, es «lo que proponen los expertos, no yo» y requiere de recursos como administrativos de la salud «accesibles, que el paciente pueda hablar con él, no estar una semana esperando a que te llamen» y también la cooperación del farmacéutico comunitario. Para Muñoz, los porcentajes anunciados por el IB-Salut, al menos un 60 % de consultas presenciales y un 80 % en las de enfermería con la desescalada en los centros de salud, «me parece algo irrelevante, lo importante es el sistema, cómo se acoge al paciente, cómo se le orienta», recalca. En este mismo sentido se expresa el médico de familia y vicepresidente segundo de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen) en Balears Mateu Seguí. «Yo he sido muy crítico con la atención telefónica porque la gente lo ha pasado mal y tampoco ha sido comprensiva, porque los médicos hemos estado agobiados con las llamadas, con el agravante de la incertidumbre y la revisita al cabo de dos días, ha habido más trabajo y el bloqueo de las líneas, porque al final todos teníamos que llamar en las mismas franjas horarias», señala. Pero al mismo tiempo Seguí también es de la opinión que volver al sistema anterior «es una oportunidad perdida, no se ha aprovechado para adaptar las estructuras, más bien parece que se ha capeado el temporal durante un año y ahora se vuelve a lo mismo». El médico de Es Castell cree que se podría haber ido más allá, usar el teléfono para cuestiones burocráticas o dar resultados de analíticas es positivo, y también avanzar hacia la consulta telemática, «parece que el paso quería darse, nos pusieron pantallas nuevas, pero al final no se ha dado», y añade que es el futuro porque «hay gente que no quiere pasarse toda la mañana en el médico».
Al galeno le preocupa que puedan mezclarse pacientes y que llegue alguien a las consultas con síntomas encubiertos de coronavirus SARS-CoV-2, «ya veremos qué pasa el día 17, de momento la agenda es muy parecida a la que teníamos anteriormente y la parte telefónica se reduce al mínimo»