El empresariado del ocio nocturno ha acogido con mucha cautela la posibilidad de trabajar hasta las dos de la madrugada a partir del sábado por la noche. Las discotecas no podrán tener salas de baile y, por tanto, algunos locales con licencia para esta actividad asumen que seguirán sin poder trabajar.
Es el caso de establecimientos como el Iguana y el Jazzbah, dos referentes en el puerto de Ciutadella. «No vale la pena abrir, la gente sale tarde de cenar, tengo licencia de discoteca», señala Rafel, propietario del primero, quien sí está interesado en la actividad en la terraza. El año pasado solo pudo trabajar entre el 7 de julio y el 15 de agosto y para sobrevivir desde entonces ha necesitado ayuda familiar.
Más pesimista se muestra Juli, del Jazzbah, «las discotecas no podemos abrir, necesitamos información más detallada del cuándo y cómo. No te pueden avisar de un día para otro», comenta, porque necesita al menos una semana para contratar la potencia eléctrica y el personal. Desde la declaración del primer estado de alarma la actividad se redujo a 15 días el verano pasado con mesas y sillas para consumo en la pista de baile.
Prudente pero más optimista se muestra Pedro, del Kopas Club, vecino de los anteriores. Ayer ya contactó con el Ayuntamiento de Ciutadella para conocer las opciones de apertura y la respuesta, a la espera de la publicación del decreto del Govern el sábado en el BOIB, no pone pegas. No abrirá el sábado, la primera noche con opciones de hacerlo. Teme que haya desmadre.
«La gente tiene ganas de marcha y queremos coordinar con la Policía, no es lo mismo salir a tomar una copa en un bar que salir a ligar». Podrá convertir la discoteca en terraza, como ya hizo el año pasado en los dos meses de verano en los que pudo abrir. Salvo cambio de idea, espera a la noche del domingo para recuperar la actividad. «Solo son dos horas», apunta con decepción.
Café concierto
El Amagi, en el puerto de Maó, tiene licencia de café concierto y la ordenanza municipal le permite abrir hasta las seis de la mañana en tiempos sin restricciones. Valora las dos horas que gana respecto a los últimos quince días, en los que solo ha trabajado los fines de semana y con actividad escasa por solaparse con la de la restauración.
«Nos va bien empezar con estas dos horas y esperamos que dentro de 15 días se alargue un poco más. Teníamos cerrado desde diciembre, en 2019 realizamos una fuerte inversión para obtener la licencia y no hemos podido amortizarlo», apunta John Riveros, responsable del local, quien ha contado con la comprensión del propietario del edificio para el pago del alquiler.