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Un estudio propone seis zonas libres de pesca en Menorca para proteger el mar

El investigador y biólogo Enric Ballesteros propone en un ensayo aumentar las áreas sin extracciones

Sanitja es una de las bahías para las que Enric Ballesteros considera necesaria una protección máxima que garantice la preservación de su fondo marino. | Josep Bagur Gomila

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La voluntad de la Comisión Europea es que, en 2030, un 30 por ciento de los mares europeos cuenten con algún tipo de protección y que un 10 por ciento cuente con figuras normativas que impidan la pesca. El prestigioso investigador y biólogo marino Enric Ballesteros, del Centre d'Estudis Avançats de Blanes-CSIC, afirma en un reciente ensayo que, ante este objetivo, «Balears está muy bien posicionada respecto a otras regiones mediterráneas», en parte por que «las áreas marinas protegidas han demostrado ser una herramienta efectiva».

Su «Ensayo sobre una primera propuesta de áreas marinas protegidas en Balears» acaba de ser publicado por la Sociedad de Historia Natural de Balears, y divulgado por el Obsam a través de sus canales de difusión. En el caso de Menorca, Enric Ballesteros propone la existencia de nueve zonas marinas con algún tipo de protección ambiental, de las cuales seis contarían con una o dos figuras de prohibición explícita de la actividad pesquera. Eso sí, en el ensayo Ballesteros deja claro en todo momento que su planteamiento es una visión personal, que debería cotejarse y debatirse con entidades locales. En cuanto, concretamente, a la limitación de la actividad humana matiza con son propuestas de máximos que tendrían que ser abordadas de forma conjunta con los profesionales de la pesca.

Ballesteros describe cuatro zonas para las que plantea espacios de alta protección que denomina reservas integrales o RI. En estos solo sería posible la inmersión en apnea, el baño y la navegación, debidamente controladas, además de la vigilancia y los estudios científicos. Nada más. En varias de estas mismas zonas y en otras dos se establecerían además áreas de no pesca o ANP, donde el anclaje y la inmersión con escafandra, por ejemplo, también se permitirían.

La primera ANP se debería habilitar, según Ballesteros, en el Canal de Menorca, justo frente a su tramo de costa menorquina, con el objetivo de proteger amplios fondos de coralígeno y otros valores ambientales. El autor asegura ser consciente del esfuerzo que ya realiza la pesca artesanal que faena en esta zona, sobre todo con la langosta, por lo que entiende que cualquier medida requiere una previa negociación.

En la reserva marina del norte habría dos reservas integrales. La primera sería una ampliación de la zona ya de uso muy restringido de la bahía de Fornells para incorporar a la misma las extensas praderas de Cymodocea nodosa y Caulerpa prolifera, lo que contribuiría a restablecerlas de la degradación que en su día supuso una actividad de acuicultura, indica el ensayo. La segunda RIde la reserva marina del norte estaría en Sanitja, por su alta fragilidad.

En Addaia, una de las zonas de «aguas encalmadas con hábitats mejor conservados y originales de Balears», dentro de una gran área marina protegida se plantean dos zonas sin pesca, una como RI y otra como ANP.

Otra área marina protegida con espacios RI y ANP sería la que abarca las playas del entorno de Sa Torreta, en las inmediaciones de la Illa d'en Colom. Sus fondos rocosos albergan hábitats que merecen ser resguardados de la acción humana, opina el autor.

Por último, el amplio Escarpado de Menorca, situado en todo el margen y el talud continental entre el nordeste y el sur de la Isla, contaría con una protección ANP. De esta zona el investigador explica que la delimitación exacta quedaría a expensas de futuros estudios científicos, así como de las necesidades de los pescadores del puerto de Maó.

El apunte

Tres áreas también protegidas pero con actividad extractiva

Tres áreas marinas protegidas con pesca permitida, serían, según el ensayo publicado por Enric Ballesteros, la cabecera del cañón de Son Bou, con una gran diversidad de fondos y de especies que los habitan. Se mantendría la recién creada reserva de la Illa de l’Aire sin modificación alguna, mientras que en Cala Teulera, en el puerto de Maó, se crearía una área de conservación especial. Cala Teulera fue objeto de una reciente restauración y, además de los algares más comunes en la Isla, cuenta con una valiosa especie de coral. En estas tres áreas se tendría que permitir, afirma, la pesca pero se controlarían los fondeos y algunas actividades.

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