Finalmente no ha sido posible. Después de largos meses de gestiones para intentar conseguir la autorización, la empresa gestora de Los Bucaneros confirmó este martes a este diario que el emblemático chiringuito levantado en los años 60 en primera línea de costa de la playa de Binibèquer (Sant Lluís) no abrirá sus puertas este verano. «Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos. Después de intentarlo todo la decepción es mayúscula», lamenta Luis Anglés, de la empresa Bonita Menorca SL, que desde el año pasado se encarga de la gestión del establecimiento.
Los Bucaneros se ha visto afectado por el colapso que sufre la Dirección General de la Costa y el Mar en la renovación de concesiones. Tras el final de la concesión para poder abrir el año pasado y el inicio de la nueva se ha generado «un vacío legal que la administración de momento no ha encontrado la manera de salvar», explica Anglés. Han intentado con «la ayuda y la empatía» del personal de Costas en Menorca y del Ayuntamiento de Sant Lluís lograr primero una autorización temporal para poder abrir este verano mientras en Madrid se resolvía la nueva concesión, pero la demarcación balear se la ha denegado y ahora están pendientes de gestiones en la capital de España, donde centenares de expedientes como el suyo se acumulan sin que terminen de resolverse.
Tanto la familia propietaria, como los gestores y los trabajadores «estamos muy tristes, habíamos depositado mucha ilusión en esta temporada», explica Anglés, quien asegura que llevan meses preparando la reapertura en la que iba a ser su segunda temporada. Habían mejorado las instalaciones, formado a nuevo personal y preparado merchandising de Los Bucaneros: «No es un simple chiringuito, está muy vinculado a los mejores recuerdos de infancia y juventud de miles de personas: de alguna forma les pertenece a ellos y este año no lo podrán disfrutar».
Defienden que el establecimientos ofrece un servicio importante para una de las playas más conocidas de la costa de Sant Lluís. Además gestionan los lavabos de la zona, encargándose de su mantenimiento, reposición y limpieza, un servicio que este año se perderá por el cierre del local: «La zona se está degradando», lamenta, antes de insistir en la sensación de «desolación y desamparo» que les embarga en estos momentos.
Anglés deja claro –muchos clientes se han indignado con ellos por no abrir– que se trata de «un problema de carácter administrativo»; sin embargo, sigue pensando que «la administración está haciendo todo lo posible para encontrar una solución». No descarta que si, contra todo pronóstico, llega la autorización, puedan abrir «en cualquier momento».