Los vecinos del casco urbano de Sant Lluís ya saben que el año que viene pagarán en general entre un 6 y un 8 por ciento más por el Impuesto de Bienes Inmuebles. La variación es consecuencia del impacto fiscal que supone la revisión del catastro que se ha llevado a cabo este año y que será vigente desde enero de 2023. Las notificaciones han sido repartidas primero a los propietarios de terrenos y bienes inmuebles de la población y el dato sale de un muestro entre varios vecinos.
La Gerencia Regional del Catastro justifica la revisión en Sant Lluís aduciendo que han transcurrido 15 años desde la anterior «valoración colectiva de carácter general» y que existen diferencias sustanciales entre los valores de mercado «y los que sirvieron de base para la determinación de los valores catastrales vigentes», argumenta. En tercer lugar, alude a las modificaciones «y desarrollos del planeamiento urbanístico del municipio que han contribuido al desfase» citado entre los valores catastrales y los precios reales del mercado inmobiliario.
De acuerdo con las muestras analizadas por la propia Gerencia, los valores catastrales actuales se sitúan en el entorno del 23 por ciento de los valores de mercado. Con la revisión estima que la relación entre catastro y mercado se quedará en el 50 por ciento, lo que supone que duplica los valores actuales.
Según ese muestreo, en Alcalfar y Cap d'en Font se ha detectado el mayor desequilibrio con los inmuebles al estar valorados al 16 y 18 por ciento respectivamente del precio real de mercado. Son Ganxo alcanza el 30 por ciento y el resto se halla entre el 19 y el 29, salvo el Polígono, cuya valoración está al 66 por ciento del valor de mercado.
El citado incremento en el IBI derivado de esta actualización corresponde solo al primer año de vigencia de los nuevos valores aprobados el Catastro. Al cabo de diez años el aumento real habrá sido de entre el 60 y el 80 por ciento en los casos citados, ya que la subida se aplica de forma escalonada durante ese periodo, según se advierte en la notificación enviada a los propietarios de los inmuebles urbanos. No obstante, el promedio del incremento se situará en torno al 50 por ciento, que es el aumento medio de la valoración catastral siempre y cuando se mantenga el mismo tipo impositivo, el 0,65 por ciento, que viene aplicando el Ayuntamiento.
Urbanizaciones
En el casco urbano el desequilibrio actual entre valor catastral y valor de mercado está en el 26 por ciento y no es el peor tratado en la ponencia redactada por el Catastro. El mayor impacto recaerá sobre los núcleos costeros, donde la actividad de compraventa inmobiliaria, con mayor presión de la demanda, ha registrado una variación más importante y en consecuencia mayor desfase entre el valor catastral y el de mercado.
La mayoría de propietarios se halla a la expectativa de recibir las correspondientes notificaciones, que serán repartidas en los próximos días. En S'Algar y en Punta Prima algunos propietarios ya las han recibido y la repercusión de los nuevos valores catastrales sobre el IBI supera el 100 por cien en todos los casos particulares conocidos.
A modo de ejemplo, en la primera, una vivienda de 120 metros cuadrados en una parcela de 400 con el valor catastral revisado de 122.783 euros y que este año ha pagado 380 euros, dentro de diez, que es del periodo de vigencia de la nueva valoración serán 798, un 110 por ciento más.
Otro caso conocido de Punta Prima revela un aumento del 664 por ciento en el IBI que deberá asumir su propietario. Pasará de pagar poco más de 150 euros este año a casi 1.100 dentro de diez.
El catastro de Sant Lluís, a pesar de datar el anterior de 2007, era el más reciente entre los municipios de Menorca. La última revisión de Ciutadella es de 2002, los de Es Migjorn, Es Mercadal y Ferreries son de 2004 y los deAlaior, Es Castell y Maó de 2005.
El catastro es la base para el cálculo del IBI, pero el valor catastral también sirve de base para otros impuestos como el de plusvalía y el de patrimonio.